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Gina Ocqueteau

Mujeres y accidentes laborales: la equidad también es prevención

GINA OCQUETEAU Emprendedora

Por: Gina Ocqueteau

Publicado: Miércoles 12 de marzo de 2025 a las 04:03 hrs.

Gina Ocqueteau

Gina Ocqueteau

Un aspecto fundamental de la inclusión laboral femenina tiene que ver con las condiciones de bienestar que como sociedad entregamos a las mujeres para avanzar en equidad. El estudio de opinión “Inclusión y equidad laboral’ de Descifra y ChileMujeres, lanzado hace pocos días, da cuenta de aspectos positivos y desafíos pendientes, pero además aborda un tema crucial: cómo estamos incentivando el empleo formal femenino priorizando proyectos como la ley de sala cuna. Nueve de cada 10 personas encuestadas consideran que esa debe ser prioridad.

Contar con una ley de sala cuna es clave para que las mujeres puedan salir a trabajar tranquilas y con la certeza de que sus hijos están bien cuidados, lo que incide tanto en su bienestar mental como en su productividad. Pero, además, hay otro elemento importantísimo para el bienestar físico, que se refiere a la seguridad y protección de las mujeres mediante la prevención de accidentes laborales.

“En industrias como la salud, la educación, el comercio y los servicios, donde la presencia femenina es mayoritaria, las lesiones por sobrecarga, el estrés y los riesgos psicosociales son parte del día a día”.

Según datos del último reporte de la Superintendencia de Seguridad Social, lanzado en 2024, al comparar la accidentabilidad del trabajo entre mujeres y hombres, según distintas actividades económicas, en todas la tasa femenina es inferior a la de los hombres, a excepción de servicios donde la tasa de accidentabilidad del trabajo de las mujeres es 0,3 pp superior a la de los hombres (2,2 versus 1,9).

Si bien los índices han disminuido en los últimos años, la realidad para las trabajadoras sigue siendo preocupante. Muchas veces las condiciones de seguridad están pensadas desde una lógica masculina. Además, en industrias como la salud, la educación, el comercio y los servicios, donde la presencia femenina es mayoritaria, las lesiones por sobrecarga, el estrés y los riesgos psicosociales son parte del día a día.

Por eso, uno de los grandes desafíos es el mayor conocimiento de los riesgos laborales que afectan a las mujeres, para que así las soluciones respondan a las particularidades de cada grupo.

Si queremos avanzar para mejorar esta situación, lo primero es actualizar los protocolos de seguridad laboral con una mirada de género, incorporando medidas específicas para los riesgos que enfrentan las mujeres en sus respectivos rubros. También es clave fortalecer la fiscalización, asegurando que las empresas cumplan con normativas que protejan a todas las personas, sin sesgos ni vacíos en la regulación.

Por otra parte, la formación y educación en prevención deben considerar estas diferencias. No se trata solo de entregar equipos de protección adecuados, sino de diseñar espacios de trabajo ergonómicos, promover la corresponsabilidad en el cuidado y reconocer que los riesgos laborales no afectan a todos por igual.

Si queremos avanzar hacia un mundo laboral más equitativo, la seguridad de las mujeres en el trabajo no puede seguir siendo un tema secundario. La prevención de accidentes y enfermedades laborales debe ser parte de una agenda de cambio más amplia, donde el bienestar sea una prioridad concreta. Un entorno seguro es la base para que más mujeres puedan desarrollarse plenamente, sin miedos ni barreras invisibles que limiten su crecimiento.

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