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Para llorar

Alexis Montecinos Economista, Candidato a Doctor en Finanzas. MIT

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Alexis Montecinos

La desigualdad en Chile es un tema que habla por sí solo, no por ésta per se sino más bien por el problema de acceso a oportunidades que ella implica. En este sentido, pensando sólo en términos económicos existen efectos negativos en productividad, ahorro, etc. Es decir, consecuencias relevantes a nivel agregado y por lo tanto esto es mucho más que una mera ideología moral.

Así, el nivel de salarios juega un rol importante para eliminar la desigualdad. Bueno, es acá donde realmente damos pena como país. En un estudio de 2015 hecho por la Fundación Sol titulado "Los Verdaderos Sueldos en Chile" se revela una realidad que es realmente escalofriante. Algunas cifras importantes muestran lo siguiente: un 33% de los trabajadores gana menos de $ 210.000, el 53,5% recibe menos de $ 300.000 al mes y el 79% posee un salario menor a $ 550.000. Es decir más de un tercio recibe un ingreso menor al salario mínimo, un poco más de la mitad de la población recibe un ingreso que realmente no alcanza para nada y casi el 80% no llega a $ 600.000.

La contraparte de lo anterior es sumamente seria en términos económicos. Si uno piensa en que un colegio particular, donde un niño puede tener alguna oportunidad de ir a una buena universidad, debe costar algo superior a $ 200.000 mensuales, tenemos una conclusión simple, al menos el 50% de la población, como cifra muy conservadora, no puede pagar eso. Esto a su vez implica olvidarse de acceder a una buena carrera de prestigio en una universidad de calidad. Esto a su vez implica jamás moverse de estrato en la distribución, en resumen un circulo vicioso sin fin. Unas manos gigantes que cuando se desea salir de la cuna pobre donde se nació, detienen a la mayor parte de nuestro país y en lugar de eso es mejor guardar la misma cuna para los hijos que vendrán.

Luego, si miramos en la parte superior de la distribución, sólo el 6,7% de la población recibe más de $ 1.052.000 y solamente el 3,6% gana más de un millón y medio de pesos. Es decir, un estudiante de una carrera prestigiosa que tuvo la suerte de ir a una universidad de calidad, con dos años de egresado, ya se ubica en este selecto 6,7%. Es decir, educación es la solución, pero para llegar a ella necesitamos haber aprendido en el colegio para alcanzar la universidad. Realmente es un ciclo sin fin, en el que sin duda es necesario trabajar como país para que al final del camino, por capacidades se reciba el ingreso y no sólo por la suerte de la cuna. Mientras tanto, realmente esto es para llorar.

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