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Por un Chile verde

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 30 de mayo de 2022 a las 04:00 hrs.
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Padre Hugo Tagle

El próximo 5 de junio es el día del Medio Ambiente. Mirando el entorno, resulta difícil sacar cuentas alegres. A pesar de todos los buenos propósitos, cumbres conmemorativas y declaraciones varias, la realidad pinta para café oscuro.

Cada vez son más las alertas mundiales para intentar concientizar a la humanidad de que algo tiene que cambiar. Informes de la ONU advierten; “La Tierra está alcanzando rápidamente ‘extremos irreversibles’. Nos enfrentamos a una triple amenaza: la pérdida de la biodiversidad, la alteración climática y el aumento de la contaminación”. Factores que impactan fatalmente en la vida de todos.

“Detengámonos en las acciones positivas para combatir el cambio climático. No hay Tierra de repuesto, así que no queda más que actuar”.

Aún no es tarde para enmendar el rumbo. Por lo que detengámonos en las acciones positivas, que no han sido pocas, para combatir el cambio climático y salvar la naturaleza que se nos confió. No hay Tierra de repuesto, por lo que no queda más que actuar.

Sobresalen entre estas medidas la prohibición o disminución del uso de plásticos de un solo uso. Una medida sencilla, pero eficaz. También la mayor conciencia de reciclaje de todo tipo de materiales, con campañas inteligentes, dando incentivos a las empresas para ser parte activa en ellas. Aún no se ha hecho suficiente – los chilenos somos los que menos reciclamos en la OCDE-, pero se alienta una “economía circular” en la manufactura de bienes y servicios, que deja atrás el modelo lineal de “tomar-hacer-desechar” y que ha sido en buena parte responsable del cambio climático y el agotamiento de los recursos. Todo se puede reutilizar, renovar, reciclar, en un proceso amistoso con el medio ambiente.

Las campañas de forestación comienzan a dar sus frutos. Ellas crean una espiral virtuosa en las comunidades: al ver más árboles, los ciudadanos tienden a protegerlos y a plantar más. También el mejor uso de la comida, evitando el derroche y siendo más responsable en su consumo. Por lo demás, es una medida que ayuda directamente al bolsillo. Se desperdicia casi un 25% de la comida que se compra por lo que, si ella se aprovecha bien, se contribuye a cuidar el medio ambiente y se ahorra en la economía doméstica.

El Papa Francisco nos dice en Laudato Si: “Debemos recuperar la convicción de que nos necesitamos el uno al otro, que tenemos una responsabilidad compartida con los otros y con el mundo, y que ser bueno y honrado vale la pena”. Pero, nos advierte, “no puede haber una renovación en nuestra relación con la naturaleza sin una renovación con la humanidad misma”.

Empecemos por casa, en la oficina y empresa. Todo suma. Todos ganamos. Y no hay alternativa.

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