Redes de mujeres: ¿Desafío técnico o desafío adaptativo?
Por Marcela Soto, socia-directora de operaciones de TCS Group / #SoyPromociona
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Marcela Soto, socia-directora de operaciones de TCS Group / #SoyPromociona
Hoy en Chile existen innumerables redes de mujeres, con propósitos diversos, todas con el fin de reivindicar nuestra historia de inequidad. Reflejan ganas de expresarse, un espacio donde se puede desplegar el potencial existente, con un potente beneficio personal (el que sea) y social, al acelerar cambios necesarios y urgentes. Parece obvio que toda mujer debiera pertenecer a una red.
¿Es esa nuestra realidad? ¿Están todas las mujeres ligadas a una red? Podría decirse que sí, pero más en lo familiar o privado. ¿Qué pasa en nuestra vida profesional? ¿Qué obstáculo nos impide tener tantas redes profesionales como mujeres existen?
¿Bastará con la voluntad de "ser red"? Digo "ser" porque no es solo pertenecer, es la co-construcción lenta, e incluso incómoda. Una vez más pareciera que nos cuesta más a las mujeres. Independiente de la discusión de la dicotomía femenino/masculino, sí estoy de acuerdo en que las mujeres somos más resilientes. Tal vez por una cuestión histórica. No podemos olvidar la perspectiva de género que juega un papel vital en la construcción de cualquier artefacto social.
Mujeres con múltiples roles, lidiando con lo doméstico, el cuidado, baja autoestima, necesidad de auto reafirmación, perfeccionismo, miedo a las pérdidas; y la lista sigue. Ni la autoridad ni el conocimiento experto son suficientes por sí mismos para resolver el problema adaptativo al que nos enfrentamos al querer sumar fuerzas. Nuestro "ser mujeres" se manifiesta como un síntoma de un sistema. El síndrome de la impostora aparece como obstáculo. ¿Somos consciente de ello?
¿No será que una vez más el estereotipo masculinizado de lo que implica una “organización” se nos aparece? ¿Estamos usando nuestras reales capacidades asociadas a nuestro género? Definir un plan no nos hace avanzar, definir estructuras y funciones tampoco.
¿Qué se necesita para que un número no menor de mujeres avance en la formación de una red si son tremendamente poderosas? Supongo que el desafío es mirar nuestras barreras, conscientes e inconscientes, observar el cómo afecta la una a la otra en lo que se haga y no haga, en vernos como un todo, con fortalezas distintas de cualquier sistema.
Nuestro desafío es lograr que la solución sea construida entre todas sus partes, resignificando el poder, donde el bien colectivo esté por sobre el individual, y por sobre todo, con un propósito sobre la mesa. Una punta de flecha que nos lleve a sacar provecho de nuestra vulnerable adaptabilidad.