"Éramos muchos y parió la abuela", parece ser un dicho que se instaló en Cancillería durante la semana. Problemas autoinfligidos con nuestros principales vecinos y, dado que no se les ocurrió cómo tocarle la oreja a Bolivia para haber tenido cartón completo, las emprendieron, una vez más, contra Israel causando la molestia, una vez más, de su embajador.
El patinazo con Argentina es sabroso, pero no muy importante. Con una efectividad envidiable en seis minutos pelaron por separado a la subsecretaria Fuentes, al embajador Bielsa (loco como el hermano), al ex canciller Allamand y al Senador Quintana.
Todo aderezado con un lenguaje digno de una sobremesa regada entre amigotes. Habla mal del estándar profesional y debe haber hecho respingar las narices en todas las embajadas del país, pero bueno, no es la primera vergüenza que pasamos tampoco. Lo de Perú es de otro calibre.
Partamos por reconocer que el presidente Boric es humano y los humanos tendemos a dejar de lado las tareas que se nos hacen difíciles y nos concentramos en aquellas donde tenemos ventajas competitivas y podemos brillar. El Presidente es un buen orador y un extraordinario agitador, le basta tomar un par de elementos de la realidad, olvidarse convenientemente del contexto y se lanza en una diatriba dicha con una convicción que pocos alcanzan.
Nadie puede dudar que la receta ha sido exitosa, después de todo en poco tiempo de aplicar las medidas más una pizca de sal y otra de suerte, llegó donde llegó. Lo malo para él es que la fórmula ya no le funciona en Chile, ya que tiene la limitación de que está hecha para alegar contra los que están en el poder y en esa triste y solitaria posición está él.
En su lugar, la gente le pide resolver problemas y la aburrida y cruel gestión, nada de eso se resuelve con discursos incendiarios, a esta altura ni siquiera aplaca con ello los reclamos.
Por eso no nos debe extrañar que el Presidente sufra de un síndrome de abstinencia de agitación, ya que sus compatriotas no se lo permiten, no le quedó otra que ir a buscar la satisfacción de escucharse en esa versión a un foro internacional.
De otra forma es muy difícil de entender que un Presidente de Chile haya tenido el mal tino de decirle a los peruanos cómo deben actuar sus policías y Fuerzas Armadas frente a un conflicto extraordinariamente violento de protestas a partir de la detención del ex Presidente Castillo, tras su intento de golpe de Estado. En su alocución, el Presidente mostró candorosa añoranza por su pasado de dirigente juvenil haciendo gran cuestión de la entrada de la policía a la Universidad San Marcos perdiendo los papeles del cargo que actualmente detenta y a quien representa.
Al final, todos intentamos buscar refugio en nuestra mente en esa juventud despreocupada y sonriente que alguna vez tuvimos, Boric no es la excepción.
Como nada es gratis, las pulsiones saciadas del gobernante nos dejan en mal pie con nuestro vecino del norte. Torre Tagle seguramente además de mostrar su molestia frente a la intromisión habrá anotado la afrenta en la cacha de la huasca y, como el mundo es redondo, nos la cobrará cuando corresponda.
El frente interno está lo suficientemente agitado para el gobierno como para darse el gusto de tener que estar dando a diario explicaciones internacionales. Más que la pretendida diplomacia turquesa de campaña la de esta semana ha sido colorada: de rubor.
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