Zara da un giro a su imagen para facilitar la experiencia de los consumidores

El grupo textil Inditex, controlado por el español Amancio Ortega, estrenó la renovada imagen de la cadena, que pretende convertirse en la referencia de sus más de 5.500 establecimientos en el mundo. Se trata de la nueva tienda de su buque insignia Zara, en Nueva York, que evidencia una remodelada arquitectura y un nuevo esquema de diseño de interiores que destaca la moda y facilita la experiencia de compra.

Ubicada en una de las zonas más comerciales de la Gran Manzana, la firma de moda busca ofrecer al consumidor no sólo un producto, sino un conjunto. Por eso, en cada rincón temático, distribuido por colores y gustos, se puede encontrar un look completo.

El octavo local de Zara en Nueva York, con más de 3.000 metros cuadrados de superficie repartidos en tres niveles, está dotado con sistemas que permiten el pago por móvil.

Además, la tienda cuenta con dos filas de iluminación LED, que guian al cliente en su compra. “Estas luces crean una ruta para hacer la experiencia de compra del cliente más fácil y cómoda”, explicó la directora del proyecto arquitectónico y de diseño de la nueva tienda, Elsa Urquijo.

La renovada imagen de la marca, que se ha caracterizado por no hacer nunca publicidad, “está basada en cuatro principios: belleza, claridad, funcionalidad y sostenibilidad. En todo el espacio prima la sencillez, en la búsqueda del contacto directo del cliente con la moda”, aseguró Urquijo.

Inditex lleva años trabajando en la nueva imagen y las primeras pruebas de este modelo se realizaron muy cerca de su sede, en La Coruña, España. El nuevo modelo se trasladará en los próximos años a todas las tiendas Zara del mundo.

El grupo ganó 1.302 millones de euros (US$ 1.714 millones) entre el 1 de febrero y el 31 de octubre de 2010, 10% más que en el mismo período de 2009. La acción cerró el viernes en el índice Ibex 35 con máximos históricos, sobre los 71 euros.




Eficiencia energética


La tienda de Nueva York, por la que Ortega desembolsó 230 millones de euros, es la más grande de la cadena (presente en EEUU desde 1989) e incorpora el uso de detectores de presencia para reducir la intensidad lumínica en 80% cuando no hay clientes, al igual que en zonas de menor tránsito.

La arquitecta introdujo además otras consideraciones ambientales que permitirán que Zara reduzca su consumo energético anual en 30% respecto de otros establecimientos. El consumo de agua, en tanto, bajaría 70%.

Igualmente, el grupo se inclinó por las bolsas de papel reciclado y de plástico biodegradables para entregar la mercancía a los clientes.