Economía

Intromisión de Vladimir Putin en Occidente y en Siria deja a Rusia al borde del aislamiento

La injerencia del Kremlin en elecciones de EEUU en 2016 y el envenenamiento del exespía en el Reino Unido ponen al descubierto los riesgos de la política de Moscú.

Por: María Gabriela Arteaga | Publicado: Martes 17 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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Rusia se para prácticamente sola frente al mundo. Su firme apoyo al régimen sirio de Bashar Al-Assad, la ha dejado cada vez más aislada en medio uno de los peores momentos en sus relaciones con Estados Unidos y sus aliados, desde la Guerra Fría.

Hace cuatro meses, Vladimir Putin parecía haber tomado el control de la agenda en Siria: la intervención militar de Moscú había logrado su objetivo de derrotar al grupo islamista Isis, y la puerta hacia una resolución política quedaba abierta.

Sin embargo, la intromisión de su país en las elecciones presidenciales de 2016 en EEUU, el exespía envenenado junto a su hija en el Reino Unido y ahora su respaldo al gobierno sirio en torno al presunto ataque con armas químicas cerca de Damasco, han dejado al descubierto los riesgos de la política asumida por Putin, quedado en una posición cada vez más peligrosa, con sus intereses particulares pendiendo de un hilo.

Y es que como medida de presión, la administración de Donald Trump evalúa nuevas sanciones económicas contra el Kremlin, mientras los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea buscan abordar la situación desde la diplomacia.

Alto precio a pagar

El acercamiento cada vez mayor de Moscú hacia Siria -que comenzó en 2015- ha sido impulsado por una combinación de objetivos: proteger los intereses económicos en la región que se vieron afectados tras el fin de la era soviética; contrarrestar las amenazas islamistas a los vecinos de Rusia y a sus propias áreas musulmanas; sacar ventaja de un EEUU distraído ante la influencia rusa en Medio Oriente; y prevenir un cambio de régimen.

Pero por todo ello, según Trump, habrá un “alto precio que pagar”. La Casa Blanca aseguró ayer estar considerando nuevas sanciones económicas dirigidas a empresas a las que se les acusa de hacer negocios con equipamiento ligado a armas químicas.

La medida, que se anunciaría “en un futuro cercano”, llegaría poco después de que Washington desatara una ola de ventas en los mercados rusos con medidas punitivas contra siete oligarcas, entre ellos Oleg Deripaska, que llevó a la empresa Rusal –la mayor productora de aluminio del país- al borde del colapso. La amenaza de más sanciones llevó a que la moneda rusa -el rublo- cayera con fuerza al inicio de la jornada, aunque luego logró estabilizarse.

Por otro lado, la Casa Blanca aseguró que mantendrá a sus más de 2 mil efectivos militares en el noreste de Siria, donde han estado luchando contra Isis, hasta que sus objetivos sean cumplidos. Putin, por su parte, aseguró que nuevos ataques de Occidente generarían “caos” en los asuntos internacionales.

Presión diplomática

Mientras en Luxemburgo los cancilleres de la UE apostaban ayer por presionar a Rusia a través de la diplomacia, en Londres y en París llovían las críticas en contra de la primera ministra británica, Theresa May, y el presidente francés, Emmanuel Macron, por su decisión de formar parte de la alianza que ejecutó la ofensiva militar sobre instalaciones sirias, donde presumiblemente había armamento químico.

Ambos líderes aseguraron que su participación era “un acto legítimo de represalia” y que correspondía al “interés nacional” de cada país y no a directrices de Trump.

Sin embargo, los cancilleres del bloque se mostraron un poco más tibios y pusieron sobre la mesa la idea de buscar cómo negociar con el Kremlin, con la mediación de Naciones Unidas. “Tenemos que mantener la presión para lograr un alto al fuego, para que llegue la ayuda humanitaria del Consejo de Seguridad y para que finalmente se logre un proceso de paz”, dijo el canciller holandés, Stef Blok.

Por su parte, el secretario de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, dijo: “Es muy importante enfatizar que (los ataques) no son un intento de cambiar el curso de la guerra en Siria ni de un cambio de régimen”.

Así, la UE pedía una investigación independiente y que tanto Rusia como Irán empleen su influencia sobre el régimen sirio para evitar que un uso mayor de armas químicas.

Inspección internacional

En medio de las tensiones, inspectores internacionales intentaban llegar ayer a Duma -suburbio de Damasco- donde presuntamente se produjo el ataque con gas que activó la ofensiva militar conjunta de EEUU, Francia y el Reino Unido.

Sin embargo, los miembros de la comitiva de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, su sigla en inglés) no habían recibido la autorización del gobierno de Al-Assad para ingresar a la zona que ahora está bajo su control, tras la salida de los rebeldes. El temor de la OPCW es que Rusia o Siria hayan manipulado las pruebas.

Mientras, los principales mercados del mundo vivieron ayer una jornada de tensa calma. El desempeño de Wall Street estuvo básicamente sustentado en las expectativas en torno a los resultados de empresas, que anularon momentáneamente el impacto de la tensión geopolítica.

El Dow Jones subió 0,87%, mientras el S&P 500 anotó un alza de 0,81% y el tecnológico Nasdaq un 0,70%. Europa no tuvo la misma suerte y las mayores acciones promediaron una baja de 0,20%. El FTSE 100 de Londres fue uno de los índices más afectados, con una pérdida de 0,91%.

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