Economía

La arremetida de China Inc: alerta en Occidente por el imparable apetito asiático de inversión

Las empresas de la segunda economía del mundo han aumentado su dependencia del resto del planeta, lo que preocupa a reguladores.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Miércoles 25 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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En sus inicios, hace 32 años, Geely era apenas un fabricante de refrigeradores altamente dependiente del consumo interno en China. Hoy es un grupo multinacional, dueño de grandes marcas automotrices, como Volvo, y accionista principal de Daimler. Este año, quiere marcar un hito: el primer auto de una marca china fabricado y vendido en Europa.

Ese continente es, precisamente, el primer foco de las empresas del gigante asiático fuera de su país. El año pasado, las compañías chinas realizaron fusiones y adquisiciones por cerca de US$ 38 mil millones en Europa. Según Bloomberg, en la última década la cifra llega a US$ 318 mil millones, un 45% más de lo que han inyectado en Estados Unidos, con al menos 360 empresas europeas vendidas.

La ola también ha alcanzado a América Latina, desde la minería hasta la energía. En 2017, las fusiones y adquisiciones chinas en la región llegaron a US$ 11.500 millones, en un récord de 16 operaciones, según datos de Mergermarket.

“América Latina históricamente ha necesitado capital y las chinas tienen gran liquidez”, dijo a DF el editor para Latinoamérica de Mergermarket, Thiago Barrozo. “Mientras EEUU, el mayor socio de la región, se vuelca a sí mismo, China buscará una mayor influencia, porque Latinoamérica juega un rol importante en su política económica”, sentenció.

Mientras la región recibe con los brazos abiertos las inversiones chinas, la situación preocupa a gran parte de Europa, donde hay iniciativas que buscan regular la entrada de actores asiáticos.

Pero las alertas también se encienden en Beijing, ante la creciente importancia de los ingresos en el extranjero para sus empresas y los tambores de una guerra comercial con EEUU. La dependencia entre la segunda economía mundial y el resto del mundo nunca fue tan fuerte.

Alertas en Europa

Mientras Geely se impulsa desde Europa para convertirse en una empresa global, otras chinas dispersan sus fondos en el continente. En la última década, las empresas del gigante asiático han invertido US$ 48.800 millones en la industria química; US$ 25.900 millones en energía tradicional y otros US$ 23.100 millones en minería, según datos de Bloomberg. En la capital financiera de Europa, Londres, ya son dueñas de una docena de torres de oficinas en la City.

Las autoridades están alerta. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, lideran una propuesta para proteger a empresas estratégicas. La iniciativa está en manos del Parlamento Europeo, donde países como Grecia, que ya cuentan con amplia presencia de inversiones del gigante asiático, podrían oponerse.

Macron se reunió ayer con su par estadounidense, Donald Trump, y el viernes será el turno de Merkel. El asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, ha asegurado que Japón, Australia y Canadá también quieren controlar la influencia china.

En América Latina, en tanto, aún no hay hambre reguladora, según la directora para América Latina de Inter-American Dialogue, Margaret Myers. “El impulso chino en Latinoamérica es más fuerte que nunca y va a seguir creciendo”, dijo a DF. “No necesariamente defiendo medidas proteccionistas, pero sí definitivamente un diálogo con todos los actores involucrados”, agregó.

Beijing atenta

En momentos en que Washington ha impuesto aranceles de hasta 25% a una serie de productos chinos (entre ellos el acero y el aluminio) y arriesga represalias por parte de Beijing, la segunda mayor economía del mundo está atenta a su creciente interdependencia con el mundo.

La semana pasada, un reporte de la Agencia Nacional de Estadísticas mostró que la proporción de ingresos que las estatales chinas generan fuera de su país llegó a un récord de 13%.

Ante ello, la escalada de tensiones comerciales pone a muchas empresas en una posición vulnerable. Un ejemplo ocurrió la semana pasada, cuando la Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU prohibió gastar fondos federales en empresas que se consideren un riesgo para la seguridad nacional, lo que golpeó al fabricante de teléfonos Huawei y a la gigante de telecomunicaciones ZTE.

Pero es poco probable que ello frene el apetito. En conversación con Bloomberg, el jefe de investigación de mercados captiales en Asia de JPMorgan, James Sullivan, sentenció: “El gobierno chino tiene un deseo muy claro de que las grandes empresas participen en el mercado global tanto como sea posible”.

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