Economía

¿Por qué fracasan las encuestas? La razón puede estar en el teléfono móvil

Estudios de opinión han recibido duras críticas tras los resultados en Inglaterra y en Colombia. El siguiente desafío es la elección presidencial de EEUU.

Por: Ignacio Gallegos F. | Publicado: Martes 11 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

El futuro es menos angustiante cuando es previsible. Ello es especialmente cierto en una era de decisiones radicales, como abandonar un bloque al que se ha pertenecido por décadas, desechar un acuerdo que acabaría con una guerra de medio siglo o proclamar presidente a una persona sin experiencia política y con un discurso, al menos, poco ortodoxo.

De ahí la importancia del trabajo de las encuestadoras, que este año se ha visto dificultado y ha recibido fuertes cuestionamientos. En junio, los mercados mundiales se remecieron cuando los británicos optaron porque su país saliera de la Unión Europea, una decisión que derrumbó el valor de la libra esterlina y remeció la escena política del viejo continente, pero también puso contra la pared a los estudios de opinión.

“Tenemos que aprender de los errores que hemos visto y el Brexit es el más reciente impulso para acertar”, dijo a CNBC el jefe de investigación de SurveyMonkey, Jon Cohen, tras el resultado. Agregó: “pero tenemos que acertar, es demasiado importante como para no hacerlo”.

Un ejemplo más reciente –y más dramático, por la diferencia entre los resultados de las encuestas y el de las urnas– fue el acuerdo de paz en Colombia. La mayoría de los estudios de opinión daba por ganador al Sí con amplia ventaja; algunos decían que vencería por más de 10 puntos. Pero el No ganó con una diferencia de menos de un punto.

“Producto del enfrentamiento, la intimidación y la estigmatización es bastante probable que muchos que quisieron votar Sí hayan votado No y viceversa”, explicó al diario La República el magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), Felipe García.

La imprevisibilidad del futuro angustia especialmente a la primera economía del mundo: en menos de un mes, EEUU enfrenta una elección presidencial con candidatos diametralmente distintos: la demócrata Hillary Clinton, con amplia carrera política, y el republicano Donald Trump.

Desafío tecnológico

Más allá de las explicaciones puntuales, hay un cambio tecnológico que podría ayudar a entender la fuerte distancia entre los resultados de las encuestas de opinión y la realidad: la evolución del teléfono.

Antes de la irrupción masiva de la telefonía celular, una encuestadora podía llamar a los sujetos de interés a su línea fija, lo que implicaba que sabía dónde vivían y manejaba cierta información sobre ellos. También podía marcar de manera automática, gracias a un sistema que estudiaba los directorios y seleccionaba hogares de interés a gran velocidad. Además, gran parte de las personas contestaba el teléfono, antes de que existiera la identificación de llamada.

En esas condiciones, en 1997, según Bloomberg, el índice de respuesta a los estudios de opinión en Estados Unidos era de un respetable 36%.

Quince años después la cifra había caído a 9%. Las leyes que protegen a los teléfonos móviles de la publicidad directa prohíben, al menos en gran parte de EEUU, el discado automático, por lo que las llamadas deben hacerse de manera manual. Junto con ello, la identificación de llamada es la norma y no la excepción: cuando un número desconocido aparece en la pantalla, es fácil rechazar la llamada. Y la mayoría de las personas ya no usa teléfonos fijos.

Para esa problemática, una solución podría ser la agrupación de datos de varias encuestas. Antes del Brexit, por ejemplo, el diario británico Financial Times creó una herramienta llamada poll tracker, en la que sumaba los datos de los diferentes estudios de opinión previos al plebiscito. Ello puede ayudar a tener información de un mayor número de personas. Pero tampoco hay garantía de que funcione.

La esperanza es que, si las encuestas se vuelven menos confiables en su predicción de resultados, las personas se sientan más motivadas a votar.

Explicación al fracaso

“Todos saben la realidad, ninguna encuestadora acertó. Si el tema era la precisión ninguna lo hizo”, señaló el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Colombia, Alexander Vega, el día después del plebiscito que determinó el rechazo al acuerdo de paz propuesto por el presidente Juan Manuel Santos, que sorprendió al mundo.

Sus declaraciones fueron más allá. El ente, dijo, podría entrar a regular el trabajo de los estudios de opinión. “Nosotros siempre hemos creído en el pacto de autorregulación con las encuestas, que es: ustedes autorregúlense y nosotros avalamos esa autorregulación. Pero creo que ya llegó el momento de mirar una regulación”, sentenció.

El fracaso de las encuestadoras también puede tener que ver con el nivel de conocimiento que la gente tiene sobre lo que está en juego.

En una entrevista con BBC Mundo, la directora para América Latina del Centro de Investigación sobre Democracia Directa de la Universidad de Zurich, Yanina Welp, señaló que en Colombia “hubo muy poco tiempo para la campaña. Se firmaron los acuerdos, que son centenares de páginas, casi no hubo un debate público real sobre qué implican esos acuerdos y se le pidió a la gente que legitime una decisión tomada por la élite”.

La experta, que dijo apoyar el uso de consultas públicas, consideró necesario analizar bien el momento de usarlas. “Hay que poner en discusión qué es decidir y si sirve hacerlo en un plebiscito: porque no se le está pidiendo que decida, sino que avale”, sentenció.

Imagen foto_00000001

Lo más leído