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“El asesino de costos”, ese era el apodo del presidente de Nissan, arrestado por irregularidades financieras

En entrevista con el FT, en junio, Carlos Ghosn habló sobre las críticas del gobierno francés, un importante accionista de Renault, a su elevada remuneración: “Eso no me corresponde a mí, el directorio tiene esa potestad”.

Por: Financial Times | Publicado: Lunes 19 de noviembre de 2018 a las 13:05 hrs.
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Observo las paredes desconchadas y las sillas de madera desgastada y me pregunto sobre el gusto de Carlos Ghosn en restaurantes. El magnate multinacional de los autos, cuyo imperio se extiende por el mundo, desde Francia hasta Japón, ha celebrado fiestas en el palacio de María Antonieta en Versalles. Sin embargo, su restaurante preferido es el Joséphine Chez Dumonet, de París, un anticuado bistró, aparentemente sin cambios desde que los propietarios lo compraron en la década de los '50. 

Ghosn entra al lugar con expresión relajada, vestido con una camisa blanca desabotonada bajo un traje azul oscuro y estrechándole la mano a cada camarero que se encuentra en la puerta. "El Joséphine es casero", dice, sentándose frente a mí en su habitual mesa de la esquina. "Te dicen qué comer según lo que tienen: la última carne, champiñones o trufas". 

Empiezo a comprender que la atmósfera humilde y sencilla del restaurante, donde la calidad de la cocina tradicional francesa es lo único que importa, es típica de Ghosn. Un hombre que viaja constantemente entre continentes, aprovechando las pocas horas de sueño en un jet privado, aprecia las comodidades familiares. Éste es un jefe cuyo enfoque implacable en el desempeño le ha ganado fama mundial, la cual comenzó en Francia en los '90, cuando su reestructuración radical de Renault rescató al fabricante de automóviles francés. También le valió el apodo de "Le Cost Killer" (El asesino de costos), un calificativo que le molesta. 

"Todo el mundo comienza siendo un asesino de costos", dice. "Si un plan de reactivación se trata sólo de reducir costos, durará dos años; la reactivación es cuando después de quince años la compañía sigue todavía en el camino correcto". Fue después, en Japón, donde restableció la fortuna de Nissan empuñando la misma hacha vigorosa -y eliminando uno de cada siete empleos- donde Ghosn se hizo más famoso. Los japoneses lo adoptaron como uno de los suyos, algo inusual para un forastero, y su vida se homenajeó en las historietas manga. 

Con un aspecto saludable y el cabello negro que le quita más o menos una década a sus 64 años, Ghosn ahora está desempeñando su último, aunque no menos ambicioso, papel, dirigir un imperio mediante una asociación entre tres fabricantes de automóviles que no llega a ser una fusión. A la alianza Renault-Nissan forjada hace 19 años (Renault controla el 43% de Nissan), le sumó Mitsubishi Motors, afectada por varios escándalos, en 2016 (Nissan obtuvo una participación de 34%). Como director ejecutivo y presidente de la alianza, Ghosn está al mando del segundo mayor fabricante de autos del mundo en un momento de extraordinaria turbulencia.

"Es una industria que está un poco en la oscuridad", dice, "fundamentalmente perturbada por la conectividad y la inteligencia artificial, por los autos eléctricos, y porque los consumidores están cambiando. No sólo quieren tener un auto, a veces quieren compartirlo". 

Reconoce que la jubilación ha adquirido un nuevo atractivo. Ghosn, quien se casó por segunda vez recientemente después de un amargo divorcio de su primera esposa, planea un retiro gradual, aunque aclara que todavía está preparado para los retos.

Origen brasileño

Intercambiamos brevemente impresiones sobre el comercio del vino en mi tierra natal, Líbano, donde el cultivo de la vid comenzó hace 3 mil años bajo los fenicios. Ghosn también tiene profundas raíces allí. Nacido en Porto Velho en Brasil en el seno de una familia de inmigrantes libaneses, se enfermó de gravedad a los dos años de edad y estuvo a punto de morirse. Su madre decidió llevarlo a él y a su hermana mayor al Líbano, donde terminó estudiando en una escuela de jesuitas. Ahora es inversionista en un negocio de vinos locales. Le pregunto de dónde siente que proviene. No tiene una respuesta sencilla. 

Ghosn es el ciudadano del mundo por excelencia. Fue un niño rebelde, le encantaba la historia, pero era especialmente bueno en matemáticas y se fue a París a estudiar ingeniería en la prestigiosa École Polytechnique. Consiguió su primer trabajo como aprendiz en Michelin, donde ascendió y fue enviado de regreso a Brasil para dirigir una operación de fabricación que estaba en problemas, y a la cual le devolvió la rentabilidad en unos pocos años.
"Tengo las tradiciones de una familia libanesa, pero también soy brasileño, y mi madre era muy francófila, así que la presencia francesa estuvo allí desde el día en que nací", dice sobre sus raíces. "Soy una mezcla de las tres culturas". 

El multiculturalismo ha definido su carrera tanto como su carácter. Dice que rápidamente aprovechó la oportunidad de irse a Japón y dirigir Nissan, en parte por fascinación cultural. "Cuando yo estudiaba en Beirut, Asia me parecía muy remota. Pero especialmente para mí, como fanático de los coches, Japón era el lugar sagrado donde se podían aprender nuevos enfoques. Así que tuve que ir".

Uno de los líderes mejor pagados

Éstos no son los tiempos más felices para los ciudadanos del mundo. Ghosn justifica las ansiedades populistas como un ajuste necesario ante la globalización. Está convencido de que las aspiraciones de la mayoría de las personas siguen siendo las fronteras abiertas y el intercambio de conocimientos.

Sin embargo, desde la crisis financiera, la preocupación por la desigualdad de los ingresos ha envalentonado a los políticos y los directorios para analizar más detenidamente el pago de los ejecutivos. Como director ejecutivo y presidente de la alianza, Ghosn es uno de los líderes mejor pagados de su industria. Ganó 15 millones de euros en 2016 de Renault y Nissan. Su remuneración ha provocado la ira del gobierno francés, un importante accionista. 

"La compensación se escudriña más ahora que antes. Hay muchísimas preguntas sobre tu contribución a la sociedad. Pero esto no se traduce en una menor exigencia de desempeño. Los directores generales tienen que desempeñarse absolutamente en todos los aspectos de la tarjeta de puntuación: crecimiento, ganancias, efectivo disponible". 

¿Alguna vez se le ha ocurrido que le pagan demasiado? "Ningún director general va a decir: 'Me pagan demasiado'". Se ríe. "Eso no me corresponde a mí, el directorio tiene esa potestad".
Le digo a Ghosn que sus críticos dicen que se ha demorado mucho en capacitar a sus sucesores y que trata de hacerse indispensable. Me responde que sabe muy bien que un líder debe ser querido, no tolerado. El momento de la salida es crucial porque conlleva un mensaje, dice. Su salida será gradual, comenzando con una dimisión del cargo de director ejecutivo de Renault antes de que expire su mandato en 2022. 

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