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India se levantará, pase lo que pase con su política

Las elecciones de este año pueden no cambiar el rumbo económico, pero sí al país.

Por: Martin Wolf | Publicado: Miércoles 6 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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India es un país importante. Pronto será el más poblado del mundo. Tiene la economía de crecimiento más rápido entre las mayores del globo. Y, lo que no es menos importante, sigue siendo una democracia vibrante. Lo que ocurra en India va a tener efectos sobre todo el planeta. ¿Cuáles son, entonces, sus perspectivas económicas? Su primer ministro, Narendra Modi, ¿ha logrado hacer una diferencia grande? ¿Cuán importantes son las elecciones generales agendadas para los próximos meses?

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El cambio decisivo en la trayectoria económica de India llegó en 1991, cuando una crisis de divisa financiera causó un alejamiento fundamental desde el License Raj, el sistema de licencias y permisos, hacia una economía de mercado, pero con un fuerte rol de propiedad pública y constante interferencia del gobierno. Éste es hoy el amplio consenso en India. Modi ha operado en gran parte dentro de él, aunque introduciendo reformas significativas, muchas de ellas sin controversia en principio, y poca en la práctica. La excepción ha sido la desmonetización, una decisión sorprendente que se tomó por capricho de Modi.

Un paper reciente del Banco Mundial ofrece una visión general del registro. En las últimas cinco décadas, destaca, el crecimiento se aceleró progresivamente y se hizo menos volátil. La era posterior a 1991, en particular, puede dividirse en tres períodos. Primero, entre 1991 y 2003, la economía creció a una tasa anual promedio de 5,4%. Segundo, entre 2004 y 2008, la expansión llegó a una tasa insostenible de 8,8%, impulsada en parte por un crecimiento excesivo del crédito. Finalmente, una desaceleración extendida siguió a la crisis financiera global. Este período fue marcado por un crecimiento débil de la inversión, el crédito, la producción industrial y las exportaciones. La disrupción causada por la desmonetización en 2016 y la pobre implementación del Impuesto a Bienes y Servicios (GST, su sigla en inglés) a manos del gobierno de Modi extendieron esa desaceleración.

Recientemente, sin embargo, la economía ha vuelto a su tasa de crecimiento potencial de cerca de 7%. Crecer más rápido que eso requeriría muchas mejoras en desempeño, al menos, una revitalización de la inversión y la manufactura, además de mejor competitividad externa. Sin embargo, el crecimiento anual del Producto Interno Bruto per cápita real de India ha promediado 5,5% desde 2000. Ahora está creciendo más rápido que el de China principalmente por la desaceleración de esta última. Si el desempeño reciente se sostuviera, el PIB real de India per cápita alcanzaría al de China entre el inicio y la mitad de la década de 2030. India aún sería un país relativamente pobre, como es China ahora. Pero sería una superpotencia. El potencial para esa expansión existe: el PIB real de India per cápita es sólo 12% el de EEUU y 40% del de China.

La política económica

¿Qué ha logrado el gobierno de Modi en materia económica? El paper del Banco Mundial destaca su nuevo marco de establecimiento de metas de inflación, la reforma a los subsidios de energía, la contención del déficit fiscal, las mejoras en el ambiente de negocios , la introducción y fortalecimiento de un nuevo marco legal de insolvencia y quiebra y, no menor, la introducción del GST.

Sin embargo, parte de lo que ha hecho no es otra cosa que limpiar los desastres que heredó, particularmente en la banca y las finanzas, e incluso ahí de manera parcial. El problema de un sector de banca pública ineficiente y politizado subsiste. Es un ejemplo de la ausencia de reformas profundas. El gobierno también es acusado de distorsionar o suprimir estadísticas, particularmente sobre el PIB y el desempleo.

Pero las fallas de la economía no deben exagerarse. India tiene un problema de deuda en el sector privado, pero el apalancamiento en general sigue siendo bajo. Su proporción de comercio en el PIB ha caído recientemente, pero aún es mucho más alta que hace tres décadas. La inversión también ha bajado, pero está dentro del rango asiático. Necesita subir, pero las tasas exageradas de China no son un buen modelo.

Como en cualquier democracia vibrante, el debate entre políticos y quienes los apoyan se enciende desproporcionadamente a la realidad. Esto es particularmente cierto a medida que se aproximan las elecciones. En política económica, sin embargo, una conclusión razonable es que el gobierno ha seguido la línea desde 1991, trayendo mejoras útiles en algunas áreas, pero siendo conservadores en otras, notablemente en la privatización, la liberalización del mercado y la promoción de la competencia.

En una excelente colección reciente de sus ensayos, Arvind Subramanian, exjefe de asesores económicos, describe la evolución del “socialismo clientelista al capitalismo estigmatizado”. India ha elegido una economía orientada al mercado, pero no le gusta mucho. Eso se nota en la falla de liberalizar los mercados laborales y explotar las oportunidades comerciales. Aún así, deberíamos ser modestamente optimistas sobre las perspectivas económicas de India en la próxima década.

Año electoral

¿Importan las elecciones que vienen para la política económica? Una razón por la que podrían ser relevantes es el reciente “presupuesto interino”. Ofrece un relajamiento fiscal, aunque no significativo. Ofrece algunos regalos importantes, particularmente una reducción de impuesto al ingreso para contribuyentes de clase media. Pero también ofrece apoyo directo a los ingresos para granjeros vulnerables y un esquema de pensiones para trabajadores en el sector informal. Algunas de estas son buenas ideas, otras menos. Si el gobierno no es reelecto, no ocurrirán. Pero si ocurren, el mundo no terminará. En algunas maneras, podría hasta ser mejor.

Los grandes temas en estas elecciones no son económicos, sino políticos. En un lado, está un partido centralizado y disciplinado, liderado por un hombre fuerte con un historial temerario. En el otro, hay una coalición caótica. El riesgo del primero es para las normas democráticas, la independencia institucional y las relaciones comunitarias. El riesgo de la segunda es para la probidad básica y políticas públicas efectivas. Las recientes elecciones estatales siguieren que la carrera podría ser ajustada. Su resultado podría no alterar las políticas económicas por mucho. Pero sí podría alterar a India. Pase lo que pase, hay que recordar esto: India es un país importante.

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