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Una transición post Brexit debe ser la prioridad

Gran Bretaña es una democracia representativa. El depositario de la soberanía es el parlamento. Este tiene que supervisar Brexit. Pero solo el gobierno puede decidir cómo proceder.

Por: | Publicado: Miércoles 30 de noviembre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Gran Bretaña es una democracia representativa. El depositario de la soberanía es el parlamento. Este tiene que supervisar Brexit. Pero solo el gobierno puede decidir cómo proceder.

Al hacerlo, tiene que recordar lo que los votantes no decidieron en el referéndum: ellos no votaron por convertir a Gran Bretaña en Singapur, no votaron por hacer las relaciones del país con la Unión Europea iguales a las de Japón, tampoco votaron explícitamente por el control migratorio. Estas opciones no estaban en la lista.

Es consistente con abandonar la UE permanecer dentro del mercado único como Noruega, disfrutar de un acuerdo de libre comercio como Suiza o estar dentro de la unión aduanera como Turquía. Los brexiters pueden creer que ellos saben qué significa Brexit, pero eso todavía está por verse. Es más, los que votaron por quedarse también tienen derecho a dar su opinión. Para convertir el voto en políticas se necesita un juicio político. No es imposible que, como dijo John Major la semana pasada, los votantes podrían ser consultados sobre su punto de vista otra vez.

Actualmente, es plausible que Theresa May podría activar el Artículo 50 en marzo, pero el probable resultado del proceso posterior sería el Brexit más duro de los posibles dos años después. En ausencia de acuerdo, el acceso preferencial a los mercados de la UE (unos de los más importantes para el país), y todos los demás mercados para los que la UE tiene acceso preferencial, estarían perdidos sin poder reemplazarlos. Peor todavía, los procedimientos de comercio de Gran Bretaña pueden no cambiarse a tiempo, creando caos.

Para evitar este destino, el acuerdo de salida tiene que ser ratificado antes de marzo de 2019. Para tener una oportunidad de eso, tiene que ser acordado unos seis meses antes. Si, como parece probable, toma al menos dos meses para que la UE acuerde la respuesta a la solicitud británica, eso deja 16 meses máximo para las negociaciones. Peor todavía, las elecciones en Alemania están agendadas para el próximo otoño (boreal). En la práctica, eso podría reducir el tiempo disponible para conversaciones serias a alrededor de un año.

El límite de tiempo puede ser incluso menor. Las empresas necesitan planificar cómo y dónde producir. Si, lo que parece casi cierto, ellas no saben dónde están paradas un año antes de la fecha límite, algunas, y probablemente muchas, se cambiarán a EEUU. Mucho daño sería hecho hasta entonces.

Lograr cualquier acuerdo, particularmente dentro de una ventana tan estrecha, sería muy difícil. No menor, las negociaciones de la salida serán sobre dinero: ¿quién paga por qué y por cuánto tiempo? La comparación sería una compleja negociación de divorcio donde el socio que se va acusa al otro de despótico, y el socio a quién dejaron considera al primero de irrazonable. Hay una gran probabilidad de que no haya acuerdo en un tiempo limitado.

Mientras, las negociaciones tienen que ser sobre algo más que lograr “una ruptura limpia”. Los arreglos posteriores importan mucho si Gran Bretaña quiere evitar el Brexit más duro de todos. Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra, argumentó que el país va a necesitar un acuerdo transitorio antes de lograr un tratado final en los años siguientes. Y lograr este acuerdo tiene que ser la más alta prioridad para Gran Bretaña.

Sobre el comercio, el acuerdo transitorio más simple es mantenerse dentro de la unión aduanera. Eso tiene muchas ventajas: primero, mantener el status quo; segundo, evitar la complejidad de las reglas de origen que determinan qué bienes son elegibles para el comercio libre de aranceles; tercero, permite al gobierno cumplir por completo su promesa para proteger el comercio de Nissan. La desventaja de quedarse dentro de la unión, es que dejaría a Liam Fox, secretario de estado para Comercio Internacional, sin trabajo. Pero mantener el acceso preferencial a los mercados de la UE es más importante que conseguir este acceso a otros, porque los mercados de la UE representan casi la mitad de las exportaciones totales de bienes británicos. Este acuerdo transitorio tiene que incluir también un proceso simple para certificar que las exportaciones siguen respondiendo a los estándares de la UE.

Esa decisión sobre la unión aduanera haría el acceso al mercado único el foco de negociación. El realismo dicta que el acceso actual mayormente desaparecerá. El rechazo a la supervisión de la Corte Europea de Justicia por parte del gobierno británico parece haberlo hecho inevitable, incluso si la intención de controlar la inmigración no lo hiciera. En teoría, Gran Bretaña puede aceptar el movimiento libre de personas pero buscar derogaciones en la práctica. Es poco probable que un acuerdo mejor que el rechazado por los votantes en junio pueda ser logrado. Otra oportunidad para mantener el acceso al mercado europeo puede ser pagar una gran cantidad de dinero a la UE. Eso, sin embargo, sería políticamente difícil en Gran Bretaña y puede no funcionar en la UE sin un movimiento más o menos libre, también.

Sumando todo, parece demasiado probable que Gran Bretaña perdería prácticamente todo el acceso preferencial al mercado único. Los arreglos “de pasaportes” desaparecerían. Eso impondría costos significativos en las exportaciones de servicios británicos. El abogado británico Barnabas Reynolds ha propuesto un régimen de “equivalencia ampliada” para los servicios financieros. Gran Bretaña y la UE entonces tratarían los regímenes del otro como equivalentes para los propósitos regulatorios, sin que sean los mismos. En la práctica, es poco probable que la UE lo acepte. Gran Bretaña tendría que instalarse como un centro financiero offshore y las empresas del país tendrían entonces que abrir filiales en la UE. Pero, mientras que el capital fluya libremente, muchas transacciones seguirían sucediendo dentro de Gran Bretaña. Lo que podría ser acordado, sin embargo, son condiciones relativamente liberales para el movimiento temporal de personas y servicios de suministro.

En pocas palabras: “mantenlo simple, estúpido”. Usar el tiempo para arreglar no sólo la salida, sino una transición que no necesariamente interrumpa el comercio. La decisión más importante sería tratar de quedarse en la unión aduanera. Sobre el mercado único, el punto de partida tiene que ser el reconocimiento de la necesidad de inmigrantes, sobre todo capacitados. Gran Bretaña tiene que buscar el mejor acuerdo de acceso. Pero tiene que reconocer que lo que obtendrá será mucho menos de lo que tenía antes. Es una consecuencia inevitable del Brexit.

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