Cartas

Cartas al Director

Por: | Publicado: Miércoles 2 de marzo de 2011 a las 05:00 hrs.
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La fiebre de la carbonización

Señor Director:


Las empresas generadoras de energía buscan aumentar la eficiencia de la “generación” mediante modificaciones que involucran recalentamiento, regeneración, ciclos combinados (utilizan aire y agua en conjunto, como medios de transferencia energética) entre otros. O a través de la disminución en los costos de producción mediante el uso de combustibles de bajo costo y de buena disponibilidad. 
Un análisis comparativo entre las emisiones de distintos tipos de combustibles, indica que los mayores índices de emisión están en el carbón y carbón de petróleo en términos de dióxido de carbono (sobre 200 lbs/MMBtu), dióxido de azufre (sobre el 0.5 lbs/MMBtu) y mercurio, este último altamente carcinógeno. 
Los costos asociados versus la producción energética de los distintos combustibles varían considerablemente. Los que requieren menor tratamiento previo, como el carbón o que son desechos de algún otro proceso previo como el carbón de petróleo, se vislumbran económicamente más rentables. 
Por esto, es que a pesar de todas las exigencias, el uso del carbón corre con ventaja frente a otras fuentes. Otro factor que explica esta fiebre por la carbonización, es la disponibilidad de los insumos y es que la aprobación de la mina a carbón Isla Riesco, con una producción anual de cinco millones de toneladas al año, permitiría asegurar el recurso.

Por tanto, las complicaciones no están en el principio de generación sino más bien, en el tipo de combustible utilizado y sus emisiones. Hoy resulta imposible detener esta tendencia. El desafío ya no es asegurar un suministro energético sino más bien realizar una redefinición de la matriz que impulse el uso de energías alternativas o, bien, exija el uso de tratamientos previos, para que aseguren que la “molestia” de una central de carbón sea sólo eso, una “molestia”. 


José Luis Salazar 

Director de Ingeniería Civil Industrial, UNAB


Ley Antitabaco: una oportunidad

Señor Director:


Las modificaciones a la Ley Antitabaco serán motivo de un prolongado debate en el Congreso, para el cual los fumadores ya deben estar preparando sus argumentos con el fin de defender su derecho a fumar. 
Por lo mismo, la comunidad médica debe hacer presente la evidencia científica que avala la irrenunciable decisión de poner freno a la comercialización y consumo del tabaco, para eliminar el factor causal de múltiples enfermedades que no sólo pueden llevar a una muerte anticipada de los adictos, sino que genera importantes y evitables gastos en salud, lo que indudablemente afecta al país entero.

En efecto, el tabaco es un factor determinante no sólo de trastornos respiratorios (desde bronquitis crónica y enfisema hasta cáncer bronquial), sino también de graves enfermedades circulatorias como la obstrucción de arterias (coronarias, carótidas, renales, de las extremidades), y el desarrollo de aneurismas potencialmente letales. 
Hasta el momento, la ley antitabaco había establecido la habilitación de espacios para no fumadores en lugares públicos cerrados. Sin embargo, esta norma ha resultado claramente insuficiente a la hora de resguardar la salud de la población, porque permite que sigan existiendo sitios cerrados donde sí se puede fumar. A éstos asiste al menos el 41% de la población chilena adulta que se declaró fumadora en la última Encuesta Nacional de Salud. Esto significa que casi la mitad de los chilenos está expuesta a desarrollar las enfermedades vasculares mencionadas, causantes de infarto cerebral, infarto del miocardio, insuficiencia renal o gangrena de las extremidades, por sólo mencionar algunas.

Así como se logró erradicar la tuberculosis vacunando sistemáticamente a la población, las enfermedades ligadas al tabaco se extinguirán sólo con una política nacional que libere nuestros lugares de estudio, de trabajo, y nuestros espacios públicos en general, de la contaminación por humo de cigarro. Esto acompañado de los programas educativos que terminen con la adicción al tabaco en nuestra población. 
Según cifras del Ministerio de Salud, nuestro país ya está gastando US$ 2.500 millones al año en enfermedades asociadas al hábito de fumar. Este dinero podría ser destinado a otras prioridades en materia de salud.



Dr. Francisco Valdés

Facultad de Medicina, UC




Las encuestas


Señor Director:


Perdone la digresión, pero he leído una metáfora que me parece perfecta: “los políticos usan las estadísticas como los borrachos usan los postes de luz: sólo para sostenerse, no para iluminarse”.


Gabriel Guiloff

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