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”El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero... de los demás”

Investigadora Asociada Centro de Estudios Financieros, ESE Business School

Por: Cecilia Cifuentes | Publicado: Viernes 28 de octubre de 2016 a las 04:00 hrs.
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Esta famosa frase de Margaret Thatcher dicha hace 40 años, de alguna forma nos acerca a la situación de nuestro país. El actual gobierno se instaló con el propósito de aumentar el tamaño del Estado en tres puntos del PIB, avanzando en la conformación de un “Estado Social de Derechos”, simplemente otro nombre del Estado Benefactor que tiene en ruina fiscal a varios países del Viejo Continente, una vez que “se acaba el dinero de los demás”.

La meta de aumentar el tamaño del Estado ya está cumplida, si consideramos que en 2013 el gasto del gobierno central representaba un 21,6% del PIB y llegaría en 2017 a una cifra algo por debajo de 25% del PIB. El problema es que este aumento de gasto no está financiado, el déficit efectivo estimado para este año y el próximo es más de un 3% del PIB. Los ingresos de la reforma tributaria finalmente sustituyeron la pérdida de aportes de la minería y la menor recaudación que genera una economía casi estancada. Nos encontramos entonces que el mayor gasto en educación, que no genera mayor calidad sino sustituye aporte de las familias, se está pagando a costa de mayor deuda, lo que no parece sostenible.

¿Qué se hace entonces? ¿Cómo allegamos más recursos para resolver las graves carencias sociales que aún tenemos en materia de infancia, previsión, salud y seguridad pública? Subir nuevamente los impuestos sería un duro golpe a la necesidad de recuperar el crecimiento de la economía, y de hecho se hace ineludible simplificar el complejo sistema tributario que heredará este gobierno al siguiente. Además de eso, es necesario plantear que la gratuidad de la educación superior es simplemente inviable ahora y en los próximos años, y que podría ser bueno volver a contar con el aporte de los padres de ingresos medios para la educación de sus hijos, postergando en forma indefinida el término del copago. Eso parece menos dañino que no hacer nada con los problemas del Sename, las pensiones y la seguridad pública.

Sin embargo, no basta con corregir las políticas de este gobierno, se requiere además avanzar en la reforma pendiente más importante, la del Estado. Entrar en este tema complejo, pero crecientemente impostergable, permitiría “matar dos pájaros de un tiro”: un Estado más eficiente puede ser una gran contribución a la productividad y al crecimiento, permitiendo al mismo tiempo disponer de recursos para gasto social. Es fácil decirlo, y sabemos que es políticamente difícil de realizar.

Sin embargo, un escenario de aguda estrechez de ingresos como el actual puede servir de estímulo para lograr un acuerdo nacional que modernice la estructura administrativa gubernamental. El costo de la burocracia estatal parece excesivo si consideramos que por cada $ 1 que se entrega en subsidios, se gastan $ 0,57 en personal e insumos. Además en comparación con la OCDE, Chile tiene un bajo porcentaje de gobierno digital y peores indicadores de confianza en el gobierno.

La reforma del Estado lleva décadas en la agenda de reformas pendientes, ha llegado la hora de tomarla en serio para que deje de ser un lastre en el proceso de desarrollo. No se trata de inventar la rueda, sino de copiar avances de países que nos llevan la delantera en el tema. Debería ser este un tema central de la campaña presidencial que ya partió.

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