Fernando Reyes Matta

El TPP, China y nosotros

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Lunes 26 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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En días pasados el director de Relaciones Económicas Internacionales, Andrés Rebolledo, ha enfrentado más de una vez esta pregunta: ¿es bueno o malo que hayamos firmado el TPP, como se conoce al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica? Y en su respuesta ha sido enfático en decir que Chile tiene la madurez para estar en distintos acuerdos multilaterales en el comercio internacional, siempre que estos sean sanos y convenientes para el futuro del país.

Pero detrás de la pregunta hay contextos sobre los cuales cabe reflexionar. Allí está la frase del Presidente Barack Obama en la víspera de lograrse un texto común en Atlanta: “Sin este acuerdo, los competidores que no comparten nuestros valores, como China, decretarán las reglas de la economía mundial”, dijo en su discurso semanal a la nación.

¿Este tono estratégico anti-chino lo comparten otros países como Chile? ¿Y si firmamos el TPP estamos en deuda diplomática con China?

Como señaló Rebolledo en un seminario realizado la semana pasada en el CESIM y en otro previo de la UNAB, el “sello de Chile” es ser parte de todos los acuerdos comerciales donde se dé la oportunidad. Por eso, si somos parte de los 12 que configuran el anillo TPP en torno del Pacífico, también estamos respaldando con entusiasmo la propuesta del Acuerdo de Libre Comercio APEC planteado por China en ese foro en noviembre pasado. Es una idea que, por primera vez, se propuso en Chile en 2004 por parte del sector empresarial. Ahora se trabaja para el estudio de factibilidad que deberá presentarse en APEC 2016, en Perú. De allí en adelante se seguirá trabajando en la idea y Chile deberá ser parte de ese proceso teniendo en mente el mismo propósito usado en las negociaciones por el TPP: avanzar en lo que se pueda, defender lo que tenemos, retroceder en nada.

Es cierto que aún el TPP tiene que ser validado por los parlamentos nacionales. Pero está claro que su objetivo es fijar las reglas para el libre comercio del “siglo XXI” y, según analistas occidentales, presionar a China, que no forma parte de los firmantes para que adapte sus normas en materia de comercio, inversión y derecho comercial a las normas del TPP. Pero China, ya vemos, anda en su propio camino con Londres y en carroza real.

Evan Ellis, experto en la relaciones entre China y América Latina del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry, considera la firma del acuerdo como “un gran logro no sólo para Estados Unidos sino para la región del Pacífico” al establecer un estado de derecho y reglas claras sobre competencia y propiedad intelectual. Pero también cree que en un futuro se debería incluir a China en una nueva versión del TPP. “China es un actor demasiado importante para quedarse fuera de esto”. Por otro lado el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, expresó que tendría un significado especial si China se une en el futuro al TPP.

Estamos, entonces, en medio de dos procesos que se dan en esta cuenca del Pacífico y estamos en los dos. Es el efecto de una política de “multipertenencia” que no debemos olvidar. Y hay que saber explicarlo: no por estar en un acuerdo, nos oponemos a otro o asumimos connotaciones que no corresponde.

Si alguien afirma que los firmantes del TPP son parte de una política contraria a China cabría llamarle a mirar la configuración del grupo: allá los cinco de Asia, arriba los tres del NAFTA y aquí abajo, en el Pacífico Sur, los cuatro que tienen – todos – su Tratado de Libre Comercio con China: Chile, Perú, Nueva Zelandia y, recientemente, Australia. Son cuatro países llamados a intercambiar mucho más sus puntos de vista sobre los escenarios que desde el Pacífico están configurando el comercio internacional.

Chile, por cierto, podría impulsar este eje de diálogo dada la proximidad cultivada en los últimos años con Australia y Nueva Zelandia y los intereses comunes – más allá de ripios limítrofes improcedentes – que nos ligan al Perú. Estos cuatro del sur tienen mucho de que hablar en los mapas del siglo XXI.

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