Columnistas

Sin Lagos y con Lagos

José Antonio Viera-Gallo Embajador de Chile en Argentina

Por: José Antonio Viera-Gallo | Publicado: Lunes 24 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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Quisiéramos que la historia fuera lineal y racional, con objetivos claros y previsibles, que la acción humana alcanzara resultados tangibles, en una palabra, que se orientara hacia lo que nos parece el progreso.

Pero la economía y la política siempre nos dan sorpresas. ¿Quién previó la crisis financiera del 2008?, ¿quién la emergencia del extremismo islámico a nivel mundial?, ¿y el Brexit o el triunfo de Trump?, ¿quién la crisis brasilera? Es más fácil explicar de lo sucedido que precaver los hechos futuros.

Si miramos la realidad nacional, ¿alguien pudo imaginar el curso que han tomado los acontecimientos, con una situación tan incierta para el futuro? Lo que más me sorprende es que Ricardo Lagos, el candidato que hizo las propuestas más claras, precisas y posibles de realizar, señalando un camino de avance para el país, haya quedado fuera de la contienda. Leyendo su propuesta de programa bajo el título “Piensa en Chile. Propuestas para conversar”, caigo en la cuenta que contiene los principales elementos que debieran definir la línea de acción del próximo gobierno.

A estas alturas lo importante es rescatar ese conjunto de planteamientos, para que no queden relegados en una biblioteca que sólo los historiadores algún día visitarán. La conversación debe continuar. Creo que ese documento es el mejor legado de la campaña del expresidente: marca no sólo una hoja de ruta, sino también una pauta de conducta.

Hay en ese documento un llamado a recuperar la confianza en las instituciones públicas y a buscar los consensos necesarios para reformarlas, profundizando la democracia y abriendo paso a mayor participación ciudadana; hay una fuerte apuesta por un crecimiento económico inteligente, inclusivo y sustentable enfatizando un ambicioso plan de infraestructura y reforzando la alianza público-privada y la innovación, con una atención especial por mejorar la productividad; se plantean cambios significativos en el sector salud, un plan integral para hacer frente al delito y otro para precaver y controlar los desastres naturales; para reducir la pobreza y la desigualdad se proponen medidas en tres ámbitos: asistencial, pro-empleo y vejez; cambios hacia una buena educación de calidad en todos los niveles y un trato justo hacia los pueblos originarios; se pronuncia en favor de la descentralización y una política urbana más humana, además de un acceso amplio e igualitario a la cultura.

Ciertamente faltan otros temas -como los propios de la política exterior, la agricultura y la minería, por ejemplo- y algunos contenidos en la propuesta laguista a los que no hemos hecho mención. Lo verdaderamente importante es la mirada que inspira esas medidas, o sea, el perfil del proyecto político propuesto, que es verdaderamente nacional. No deriva en forma simplista de principios generales abstractos, sino de un esfuerzo colectivo y responsable por definir un futuro posible para Chile a partir de los desafíos que el país debe enfrentar y teniendo como telón de fondo el bagaje cultural de la renovación socialista.

El documento es una síntesis adecuada de ambiciosos cambios necesarios y factibles con la invitación a iniciar procesos de transformación que sólo culminarán con el transcurso del tiempo, en la medida en que se vuelvan sentido común de la sociedad, es decir, que conquisten la conciencia mayoritaria de los ciudadanos. El texto comienza señalando “la patria que anhelamos toma tiempo en construir, nada se hace de la noche a la mañana, requiere perseverancia”. La invitación es a discutir estas ideas en la elección presidencial en curso.

Lamentablemente hasta ahora no se ha recogido el guante. Se discute sobre mecanismos, sobre quien sube o baja en las encuestas, sobre arreglos parlamentarios. Nada substantivo. No basta con señalar que el documento es un aporte. Hay que entrar en el mérito. ¿Quién tomará esa bandera en forma creíble o ella quedará para ser enarbolada por una futura oposición realmente preocupada por Chile?

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