Tolerancia a la frustración

Tengo la suerte de ser muy cercano a dos grupos de personas muy peculiares: deportistas profesionales y emprendedores tecnológicos; individuos que, me parece, comparten características necesarias para el éxito de cualquier negocio hoy.

En primer lugar, tanto deportistas como emprendedores cuentan con una auto-motivación superior al común de las personas. Para ser exitosos en sus áreas no sólo necesitan trabajar muy duro, sino también tener claro que sus expectativas de éxito son inciertas.

Para confirmar esta tesis basta contar el número de redes sociales desaparecidas, o que nunca funcionaron, por cada Facebook de este mundo, o la cantidad de tenistas frustrados para un Novak Djokovick o un chino Ríos. Lo anterior me parece que define muy bien las personalidades de ambos grupos pues es evidente que comparten el alto porcentaje de probabilidades a fracasar.

Otra característica central de estos dos grupos es cómo su alta tolerancia a la frustración los hace seguir adelante aún cuando lo prudente sería retirarse o cerrar el negocio. Pongo un par de ejemplos que me han llamado mucho la atención. En su recientemente lanzado libro de memorias, Phil Knight, fundador de Nike, cuenta que desde que partió con la compañía hasta que pudo renunciar a su trabajo como contador en una empresa de auditoría, pasaron 7 años de trabajo y dificultades.

Más reciente es el caso de Pokemon Go, juego de realidad aumentada que ha tenido el más rápido crecimiento en la historia al alcanzar ventas por US$ 500 millones en solo 60 días. Su fundador declaraba en una entrevista que le había tomado 20 años de trabajo para tener “éxito de la noche a la mañana”.

Este mismo patrón se repite con los deportistas, quiénes sin importar lo talentosos que sean tienen que soportar más derrotas que triunfos en sus carreras. Eso sin contar con todo el entrenamiento, dolores, meses alejados de sus familias y amigos, que han debido sacrificar para llegar a esos triunfos.

Esta tolerancia a la frustración es la que finalmente hace la diferencia entre los deportistas/emprendedores de excepción y los del montón, ya que tanto el deporte como la innovación requieren empujar los límites, algo imposible de lograr sin correr riesgos. Como grafica la frase que se le atribuye a Thomas Edison: “no he fallado, sólo he descubierto 10.000 formas que no funcionan”.

En tiempos en que las cosas no son fáciles, es la persistencia la que separa a los ganadores de los demás.