Alarmantes hechos de violencia en Venezuela

Hace un par de días la Asamblea Nacional de Venezuela, controlada por la oposición a Nicolás Maduro, fue violentamente atacada por una turba de simpatizantes del chavismo, un acontecimiento de la mayor gravedad y que deja en evidencia de manera elocuente la inaceptable amenaza que pende sobre la democracia en ese país. Las imágenes de representantes populares de oposición en el suelo y sangrando, amparados por la débil y casi cómplice respuesta de las fuerzas de seguridad, no pueden sino marcar un punto de inflexión en la aproximación de la comunidad internacional hacia ese país, en donde difícilmente se podría sostener que el sistema democrático funciona con normalidad.

El camino señalado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, es uno que no puede ser desatendido, acogiendo, por de pronto, la convocatoria a una sesión urgente del Consejo Permanente del organismo, sin descartar la adopción de medidas enérgicas que permitan dejar establecido que este tipo de acontecimientos son inaceptables, sobre todo porque parecen pavimentar el camino a una situación de alteración del orden constitucional de mayor gravedad.

Las jornadas de protestas y los muertos de los últimos meses son un precio elevado que ya ha pagado la mayoritaria oposición de ese país, en donde los jerarcas del chavismo insisten en torcerle la mano a la voluntad popular con unas cuestionadas elecciones a Asamblea Constituyente que se realizarán a fines de mes y que todo indica pretenden conformar una suerte de Estado paralelo que sólo tiene un rumbo de colisión con la democracia.