Editorial

Impuesto mínimo global

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ese a las ventajas de la globalización para la economía mundial, las autoridades fiscales de las naciones más desarrolladas ven con inquietud que un creciente número de sus empresas esté optando por cambiar su domicilio a otros países, donde perciben que hay condiciones para operar más ventajosas. Un factor clave son las ventajas tributarias que ofrecen muchas economías emergentes, como vía para ganar competitividad.

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Caso paradigmático es Irlanda, que optó por una estrategia audaz y, entre otras medidas, redujo la tasa de impuesto corporativo a 12,5% como forma de atraer inversiones. El avance económico de Irlanda en las últimas décadas es indudable, pues de uno de los países más pobres de Europa pasó a ser uno de los más dinámicos y prósperos. En su oportunidad, Irlanda fue acusada injustamente de “competencia desleal” por utilizar tan agresivamente la herramienta tributaria, pero en un mundo globalizado hay múltiples opciones para competir, y el impuesto corporativo es una de ellas.

La propuesta reciente de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos para avanzar hacia un impuesto corporativo mínimo global -práctica anticompetitiva, de hecho- en realidad no es nueva, pues se discute hace años entre las economías del G20. Janet Yellen ha relanzado la idea -con el beneplácito de los países más desarrollados, por cierto- por cuanto EEUU se apresta a aumentar la tasa de impuesto a las empresas desde 21% a 28%, lo cual sin duda va a afectar su competitividad como domicilio de empresas y nuevos proyectos (la tasa promedio de la OCDE es en torno a 23%).

Considerando que en el caso de Chile el impuesto corporativo es de 27%, establecer una tasa mínima global por debajo de esa cifra no tendría ningún efecto. Para nosotros, la lección importante de este debate es que los impuestos a las empresas no son neutrales en cuanto a su impacto sobre la inversión. La mala noticia para Chile es que nuestra competitividad tributaria en el ámbito corporativo, en el índice de la Tax Foundation, es de las más bajas de la OCDE.

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