Jubilaciones: una posición más precaria

El año pasado fue histórico en materia de traspasos de afiliados entre fondos de una misma AFP, con un promedio de 836.109 al mes, de acuerdo con un estudio de Ciedess consignado en nuestra edición de ayer, esencialmente motivado por “las recomendaciones de terceros y a la incertidumbre en los mercados provocada por el coronavirus”.

Por diversas vías, estos traspasos masivos terminan teniendo efectos sobre la rentabilidad de los fondos de pensiones y el mercado financiero. Más preocupante aun es que, como han concluido también otras estimaciones, estos efectos se sienten no sólo sobre el saldo de quienes mueven sus ahorros entre fondos o entre administradoras, sino también sobre el de los afiliados que no realizan movimientos especulativos de esa índole.

Según dijo el superintendente de pensiones ante la comisión de Trabajo de la Cámara Baja, el impacto acumulado de esos traspasos a lo largo del ciclo de vida de un trabajador podría significar, eventualmente, que una persona se pensionara con un monto entre 18% y 20% más bajo de lo que habría sido sin realizar movimientos de importancia. De ahí el interés de este diario por dar a conocer una “radiografía” como la de Ciedess a los traspasos de fondos.

Siendo que actualmente más de un millón de afiliados se cambia de fondo anualmente, versus 200 mil en 2014, es comprensible que el Gobierno impulse un proyecto que, junto con hacer más transparente y responsable el mercado de quienes recomiendan estas operaciones, busca establecer algunos límites a los propios traspasos de fondos (que en 2020 sumaron US$ 153 mil millones, o cerca de 60% del total de los ahorros previsionales).

Es evidente que, tras dos retiros adelantados de ahorros previsionales —y la posibilidad de otros más adelante—, la posición financiera de millones de futuros pensionados es hoy más precaria que hace un año. A ello se suma la inexplicable demora del Congreso en iniciar la tramitación de una reforma del sistema de pensiones, una urgencia sobre la cual hay consenso político, pero que ha sido transversalmente postergada, en desmedro de los jubilados de hoy y de mañana.