Editorial

La Constitución en su perspectiva

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El país se encamina hacia el proceso de reforma constitucional con una alta cuota de incertidumbre. La preocupante falta de disposición al diálogo que han manifestado algunos de los recién elegidos miembros de la convención constituyente es una fuente para ello, sin duda, como también cuáles serán las reglas específicas bajo las cuales se desarrollará el trabajo de acordar una nueva carta fundamental.

Con todo, la mayor interrogante es hacia qué tipo de Constitución nos dirigimos, y en eso tendrá mucho que ver lo que se espere de ella y lo que se presuma que puede lograr. Tanto los sondeos de opinión como las entrevistas a candidatos y miembros de la convención constituyente, sugieren que muchos chilenos esperan de la Constitución no pocas cosas que están fuera de su ámbito, como la garantía de pensiones dignas, educación de calidad, un mejor acceso a la salud, o incluso, el fin de las desigualdades.

Al respecto, el historiador británico Niall Ferguson, buen conocedor de Chile y entrevistado en nuestra edición de domingo, comenta que “sí, tiene una estructura muy desigual, es un mal país para nacer pobre. ¿Vas a resolver eso con una nueva Constitución? No. (…) Este es un problema que tiene que ver con educación, con políticas sociales, con cómo diseñas entitlements, con un montón de cosas que las constituciones no pueden resolver”.

En efecto, como también han planteado otros intelectuales, a menudo lo que son fallas del Estado, el mercado o las leyes se terminan atribuyendo a falencias del sistema político y de la propia democracia (o la Constitución). El largo historial de reformas constitucionales en América Latina es clara prueba de que no son el camino seguro al cambio social y el desarrollo que algunos pretenden.

El llamado, entonces, no es a desconfiar del proceso constitucional que ya hemos iniciado, sino a mirarlo en su correcta perspectiva. Esperar de la Constitución lo que está fuera de su ámbito es una vía segura al desencanto, que es, precisamente, lo que está inédita apuesta de renovación institucional debe evitar a toda costa.

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