CAMBIO DE MANDO EN ARGENTINA

Felipe Bulnes, el hombre que buscará terminar con las disputas familiares en Marco Polo

El abogado fue designado juez árbitro en una nueva arista del conflicto entre los hermanos Signorio Larzabal, que incluye una demanda de nulidad y una querella por apropiación indebida y estafa.

Por: J. Troncoso Ostornol | Publicado: Viernes 9 de agosto de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Rodolfo Jara
Foto: Rodolfo Jara

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Ferrero Rocher, Nutella, Kellog’s y Pringles. Estas reconocidas marcas globales son solo una fracción del portafolio que importa, distribuye y vende la Importadora Café Do Brasil (ICB) en Chile. Su buque insigne es Marco Polo, la marca de snacks que fabrica el grupo y que cada año factura más de US$ 280 millones, lo que la convierte en una de las compañías de productos de consumo masivo más importante de Chile.

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La empresa tiene sus orígenes en el año 1942, con la inauguración de la que fuera una tradicional cafetería de la capital: Café Do Brasil. Esta fue adquirida por la familia Signorio en 1956, tras lo cual el clan amplió el giro hacia la venta de café, té, yerba mate y cacao, dando inicio a lo que hoy se conoce como ICB. El gran salto llegó en 1995, cuando la empresa compró Marco Polo.

Eso es puertas afuera. Al interior de la compañía, los socios llevan varios años enfrentados por desavenencias en la conducción de la empresa. Demandas y una querella por apropiación indebida y estafa son parte de los litigios que tienen enfrentados a los socios que hoy manejan la firma.

Las acusaciones

La disputa entre los hermanos se originó tras la muerte del fundador del grupo, Víctor Signorio Ferreti, en 2009. Ese año, quedaron sus hijas Francesca, Donatella y Chantal como continuadoras (cada una con aproximadamente el 20% de participación) y su hermano Mario Signorio Larzabal (con el 40%), mientras que una porción menor está en manos de pequeños accionistas.

A principios de 2017, Chantal Signorio y su marido Arturo Majlis (socio de Grasty, Quintana y Majlis & Cía) pidieron la disolución de la sociedad Importadora Café Do Brasil. “Han ocurrido una serie de hechos que son constitutivos de infracciones graves de la ley y de administración fraudulenta, entre otros hechos de igual magnitud”, señalaron en el escrito presentado a la justicia. Esta causa fue archivada en febrero del año pasado.

En el intertanto, el abogado Arturo Majlis presentó una querella por apropiación indebida, que después se amplió a estafa, causa que se mantiene vigente.

“Discriminación de género”

Pero el bombazo llegó en marzo de 2018, cuando Chantal Signorio Larzabal demandó a su hermano Mario, a quien acusó de simular un traspaso de acciones con lo cual se hizo del “control total” de la compañía, por lo que solicitó la nulidad de la partición de una herencia realizada en 2015, o una indemnización de $ 11.365 millones.

“Tenía presunciones que antes de su fallecimiento mi padre traspasó a mi hermano Mario, irregularmente y vulnerando la legislación sucesoria, capital accionario de ICB mediante actos o contratos que hasta ese momento yo desconocía, por el solo hecho de ser el único hijo hombre. Tales presunciones fueron confirmadas”, dice parte de la demanda patrocinada por el abogado Jorge Burgos Varela (ex diputado y ex ministro de Estado), quien figura como consejero senior del estudio Grasty, Quintana y Majlis & Cía.

La acción fue totalmente rechazada por la defensa de Mario Signorio, liderada por Ignacio Ried, socio de Quintana, Ried, Flores Abogados. El jurista dijo en su respuesta a la demanda que todos los traspasos de acciones estuvieron en regla y además rechazó lo que calificó como una “caricatura de discriminación de género”.

“En definitiva, mi representado ingresó a ICB el año 1986, y fue gracias a su trabajo, unido al del fallecido Víctor Signorio, que la empresa pasó a ser la gigante que es hoy. En otras palabras, Mario Signorio no heredó una empresa multimillonaria, sino que tomó una empresa pequeña de su padre, la administró y la hizo crecer, con su esfuerzo y más de treinta años de trabajo”, dijo Ried en su contestación.

Como parte del juicio que se lleva en el 12º Juzgado Civil de Santiago, el recién pasado 5 de agosto se llamó a conciliación, pero ninguna de las partes se presentó en el tribunal.

Común acuerdo

Pero todo podría tener una salida “intermedia”. La justicia designó como juez árbitro al abogado Felipe Bulnes Serrano (ex ministro de Educación y Justicia, exembajador en Estados Unidos y representante chileno en el litigio con Bolivia en el Tribunal de La Haya). Esto, luego de una solicitud presentada a principios de año por Arturo Majlis ante el 9º Juzgado Civil de Santiago, por lo que llamó “serios y continuos conflictos” con Mario Signorio, controlador último de ICB, firma que en este proceso es representada por Andrés Jana, socio del estudio Bofill Mir & Álvarez Jana.

El nombre de Bulnes fue propuesto de común acuerdo entre las partes.

Su labor no será fácil. En su escrito para solicitar un árbitro, Arturo Majlis sostuvo: "Hemos constatado diversas y gravísimas infracciones a la Ley de Sociedades Anónimas y a su reglamento (...) Mario Signorio Larzabal ha causado cuantiosos daños a ICB y a sus accionistas".

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El único hijo hombre

Entre los antecedentes aportados en los diferentes juicios que enfrenta el clan, Mario Signorio, controlador del grupo alimenticio ICB, explicó que mientras estudiaba Ingeniería Comercial en la Universidad Gabriela Mistral, en el año 1986, en paralelo comenzó a trabajar de forma remunerada en la empresa familiar.
En esa época, el empresario detalló que su padre Víctor Signorio tuvo "profundas diferencias" con el administrador de ese entonces de la compañía, su sobrino Camilo Signorio. "El padre de mi representado tenía 65 años de edad, momento en la vida más que razonable para buscar a quien pudiera darle continuidad al negocio, y Mario era el único de sus hijos que podía asumir tal responsabilidad", dijo la defensa de Mario Signorio al responder la demanda de su hermana Chantal.
Detalló que, en 1986, Francesca Signorio tenía 27 años de edad y ejercía como cirujano dentista, Donatella tenía 26 años y se desempeñaba como diseñadora en Italia y Chantal tenía 22 años, y estudiaba Ciencias Políticas en ese mismo país.
En su demanda, Chantal dijo: "Mario, por ser el único hijo hombre, detenta el doble de la participación" en ICB. Ante esto, la defensa del empresario respondió: "Contrariamente a lo dicho por la Sra. Chantal, don Víctor, nacido en Italia y radicado en Chile, era sumamente moderno para la época, y una persona que no presentaba en absoluto rasgos machistas, como se acreditará con el testimonio de quienes le conocieron".

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