Cartas

Bonos y gasto público

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Señor Director:

Que Hacienda coloque bonos por sobre los US$ 1.000 millones con alto premio es una de las tantas noticias que da cuenta de los patrones de endeudamiento al alza que hemos visto en los últimos años.

Es sabido que aumentar la deuda consistentemente trae efectos negativos, pues impone un costo financiero más alto a cualquier otro bono; es decir, todos lo pagamos cuando pedimos financiamiento. Esto no ayudará, por ejemplo, a los créditos hipotecarios que siguen desacoplados de los recortes en la tasa de política monetaria.

Además, esto también aumenta la incertidumbre y termina disminuyendo el crédito a largo plazo, algo que ya vimos con los retiros de fondos de pensiones, donde el financiamiento hipotecario bajó de 30 a 20 años y las tasas aumentaron significativamente.

Lo preocupante es que de aquí a 2026 vence una deuda por aproximadamente 9% del PIB -un monto muy superior a los mil millones-, por lo que probablemente la resaca crediticia seguirá afectándonos por un buen tiempo.

Que el Gobierno siga endeudándose es bastante inconsistente frente a los dichos del Presidente y sus ministros sobre bancos “coñetes”, pues el aumento del endeudamiento no ayuda al país.

Necesitamos tomarnos el gasto público y su financiamiento con seriedad. Sus efectos permean en toda la sociedad y, de seguir este camino, terminaremos como Brasil o Argentina, donde acceder a una vivienda es un lujo financiado a menos de 10 años y con tasas altas. Si es así, es mejor que “seamos coñetes”.

Ignacio Aravena

Investigador de la Fundación Piensa

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