Cartas

Cartas al Director

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Hidroaysén

Señor Director: 


Tal como el gerente técnico de HidroAysén señala en su carta a DF, el asunto de las fluctuaciones bruscas de caudal en los ríos Baker y Pascua, apareció con fuerza en todas las etapas de la evaluación ambiental del proyecto. La DGA del Ministerio de Obras Públicas solicitó que se analice el impacto ambiental de las fluctuaciones de caudal. Se respondió con un análisis hidráulico detallado de cuáles serían los cambios en el nivel y en los parámetros hidráulicos de los ríos debido a la operación de las centrales. En efecto, las centrales pueden generar durante un día un caudal máximo 3,6 veces superior al mínimo de ese mismo día. Aunque en Baker y Pascua, esas fluctuaciones no se han dado ni siquiera a una escala anual, la empresa argumentó que esta variación diaria no sería relevante, amparados en estudios internacionales de otros ríos, obviamente distintos al Baker o el Pascua.
El estudio de impacto ambiental de las fluctuaciones debió considerar las condiciones específicas de estos ríos de la Patagonia. El tema en discusión no es si el caudal mínimo de operación es alto o bajo, sino que el efecto ambiental de fluctuaciones abruptas de frecuencia diaria debe ser estudiado en el ecosistema específico. En la última oportunidad para revisar el estudio de impacto ambiental, en 2011 la DGA no mantuvo estas observaciones pese a que no se acogieron las observaciones realizadas anteriormente. El Consejo de Ministros debe corregir esta seria omisión exigiendo que la empresa se comprometa a reducir significativamente las fluctuaciones para acercarse al flujo natural de los ríos o alternativamente suspenda su aprobación hasta que se realicen los estudios ambientales solicitados. Soy partidario de aprovechar la energía hidroeléctrica del sur, y así evitar carbonizar nuestra matriz energética, sin embargo el régimen de operación y las fluctuaciones inducidas de caudal, son un aspecto fundamental a evaluar en este tipo de proyectos y ecosistemas.

Eduardo Bitran 


A propósito de Dickens

Señor Director:


Para concluir este breve intercambio con el Sr. Quiroz, creo que su respuesta confirma mi postura: los economistas deberíamos leer (honestamente) a todos los que han intentado pensar en serio sobre nuestra sociedad y nuestra disciplina, no para estar de acuerdo, sino para mejorar nuestra capacidad de analizar y comprender (de haber leído a J.S. Mill, por citar sólo un ejemplo, se habría dado cuenta de las debilidades de su argumentación sobre las “predicciones erróneas”). El punto de fondo es que generaciones de economistas se han educado sin conocer más que unas pocas líneas (en el mejor de los casos) de autores esenciales, porque estarían “equivocados” o “superados” (y ni hablar de leer de historia económica o metodología). Pero si nadie los lee ¿cómo saber que están “equivocados”? La ciencia económica quiere ser relevante para las discusiones de nuestro mundo, pero se ha encerrado cada vez más en una lógica maximizadora estrecha. Creo que los economistas podremos hacer un aporte mucho mayor (a las empresas, a las personas, al Estado…) si ampliamos nuestras capacidades por medio de un diálogo fecundo entre variados pensamientos. 


Claudio Huepe Minoletti


Ciclo del agua


Señor Director:


Presidente Piñera, Chile no tiene escasez de agua, sino todo lo contrario, es inagotable y a todo lo largo de nuestro país. El problema es que el agua tiene sal y, por lo tanto, tenemos que quitársela. Cada valle debe tener un circuito, con una planta desalinizadora en la costa y un embalse acumulador en la precordillera. De esta manera hay que invertir el ciclo natural del agua, tomarla del mar y llevarla a los valles. El presidente que haga esto, pasará a la historia. Como dice el comercial, ”le saco la sal”.

Pablo Astudillo H.

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