Señora Directora:
A propósito de la propuesta de reforma laboral que presentó el gobierno, modernizar el mundo del trabajo implica no sólo mirar cuánto trabajamos, sino cómo trabajamos.
Que el 22,5% de las licencias médicas en el país corresponda a trastornos mentales (entre ellos, estrés) nos sugiere que poco servirá flexibilizar las jornadas si se mantienen en las organizaciones las prácticas que están enfermando a nuestra fuerza laboral.
Existen graves falencias en la organización del trabajo. Según DataLab, sólo un 26% de las personas tiene un buen nivel de entendimiento de su labor: la mayor parte ejecuta tareas sin comprender su contribución a los objetivos organizacionales, a lo que se suma la percepción de escaso reconocimiento. Esto genera frustración: "somos un número", suele escucharse.
Además de equilibrar las jornadas, es urgente que las empresas pierdan el miedo a compartir información transparentemente con los trabajadores, y dejen de inhibir su capacidad de aportar. Ese miedo está destruyendo valor y sentido.
Si esto no cambia, flexibilizar la jornada resultará en que los trabajadores sigan sintiéndose como un número, pero menos horas a la semana. ¿Es eso suficiente?
María Eugenia Pedraza
Datalab