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Alto contrasteArgentina y Chile en perspectiva
José Antonio Viera-Gallo Embajador de Chile en Argentina
José Antonio Viera-Gallo
Al asumir la Embajada en Argentina me encontré con una buena noticia: ambos gobiernos habían decidido conformar un grupo de reflexión para proyectar la relación entre ambos países de aquí a 30 años. Ese hecho revela el buen estado de las relaciones existentes y la voluntad de pensar con perspectiva histórica.
Lo primero que salta a la vista es la necesidad de conectar mejor América del Sur mediante corredores bioceánicos, tema que ha sido abordado en diversas instancias binacionales y multilaterales y que adquirió notoriedad con la reciente visita del primer ministro de la República Popular China. Resulta, por ejemplo, inexplicable el escaso porcentaje de la producción de Mendoza que sale al Asia por puertos chilenos. Igual situación se repite con otras provincias argentinas y el sur de Brasil.
En los próximos días, la Comisión de Hacienda del Senado discutirá los Protocolos de Acuerdo para construir tres túneles: Agua Negra que conectaría Coquimbo con San Juan, Córdoba, Rosario y en perspectiva el Puerto de Santos en Brasil; el túnel ferroviario de baja altura en Los Libertadores que uniría Mendoza con la zona central y el túnel de Las Leñas, que también reduce los costos en el eje Buenos Aires–Valparaíso y San Antonio. Agua Negra supone un túnel de 13,9 kms., Los Libertadores, 52,3 kms. y Las Leñas 11,5 kms. En conjunto requieren una inversión cercana a US$ 8.000 millones.
Estamos hablando de obras mayores capaces de movilizar las energías creativas, de diseño y ejecución, de ambos países y de terceros interesados en aportar inversión o en participar en su ejecución y gestión. Inexplicablemente estos proyectos se han ido retrasando pese a la voluntad expresada por ambas Presidentas, que se tradujeron en protocolos complementarios al Tratado de Maipú del 2009, que prevé la posible creación de Entidades Binacionales de carácter público para la realización de proyectos de infraestructura de transporte vial o ferroviario (art.24).
Su puesta en marcha tomará entre 8 y 10 años, suponiendo el apoyo de sucesivos gobiernos independientemente de su color político. Por eso es importante proyectar las relaciones entre ambos países en un horizonte de tiempo suficientemente largo como para comprender proyectos de esta magnitud. Demás está indicar el cambio económico que la realización de estas obras traería consigo, permitiendo a Chile ser verdaderamente plataforma hacia el Pacífico. Paralelamente habría que hacer grandes inversiones en puertos para modernizar su gestión para poder servir la carga que traerían consigo. Pero además se desarrollarían todas las actividades de servicios anexas al incremento del comercio. Es lo que sucede en Europa, por ejemplo, en puertos como los de Rotterdam y Trieste por donde transitan parte de las mercaderías del área no ribereña del continente.
La misma argumentación cabría hacer respecto de los otros 23 pasos priorizados: cada uno de ellos traería mayor progreso y prosperidad a ambos lados de la cordillera de Los Andes. Hemos centrado el foco en los tres túneles indicados porque su aprobación está pendiente en el Senado, donde ya fueron aprobados por la Comisión de Relaciones Exteriores.
Lo importante es apurar el tranco y dar clara señales de avanzar en la dirección señalada.
