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Columnistas

El pequeño gran sueño de vivir tranquilos

KAREN THAL Presidenta de Cadem

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 14 de julio de 2025 a las 04:00 hrs.

“Necesitamos un pacto que convoque, que tenga un sueño país”, dijo Ignacio Briones en Icare a comienzos de este año. Varios han apuntado en esa misma dirección. Y es que la sensación generalizada es esa: nos falta un proyecto país. Uno que convoque a las grandes mayorías, alinee voluntades y nos permita mirar el futuro con esperanza.

En las conversaciones que he tenido con empresarios, políticos y académicos, me suelen preguntar si, desde la valiosa posición que tenemos en Cadem, al poder escuchar a ciudadanos y consumidores desde múltiples perspectivas, hemos podido identificar pistas sobre hacia dónde los chilenos quisieran avanzar. ¿Dónde está ese futuro compartido? ¿Cuál es el sueño que hoy moviliza a Chile?

“Si no resolvemos los dolores urgentes de la gran mayoría de los chilenos, y esto significa un país seguro con una economía que vuelve a crecer, es difícil que seamos capaces de visualizar ese gran sueño país”.

Así que hicimos la pregunta. Y la verdad es que, al principio, no tuvimos resultados alentadores.En un estudio cualitativo reciente, les pedimos a los participantes que imaginaran a Chile como si fuera una persona, para entender dónde estamos y desde ahí proyectar el futuro. La mayoría personificó a Chile como alguien mal vestido, desaseado, triste, sin rumbo, sin trabajo estable, que aún vive con sus padres y que no encuentra razones para levantarse en la mañana.

Fue impactante la imagen de un Chile enfermo, deprimido, sin fuerzas. Porque cuando alguien está deprimido, lo primero que pierde es la capacidad de soñar.

¿Y entonces? ¿No hay ningún lugar desde donde empezar? ¿No hay elementos desde dónde pararse para proyectar un proyecto país?

Perdonen lo poco, pero tal vez ahí está lo esencial. En medio del desencanto, hay una idea que se repite con fuerza. Una demanda que cruza edades, niveles socioeconómicos y posturas políticas: los chilenos quieren volver a vivir tranquilos.

Insisto. Parece poco, pero es mucho. Lo que sueñan es tener “su casita”, un auto, poder ir al trabajo sabiendo que sus hijos pueden jugar tranquilos en la plaza o volver de la escuela sin miedo a que les llegue una bala. Tener un trabajo estable, que les guste, saber que si pierden la pega, habrá otra. Poder llegar a fin de mes sin angustia y que el sueldo alcance. Y en el verano, poder escaparse unos días con la familia a algún rincón de Chile.

No se trata de un sueño país épico. Pero sí es real, compartido y urgente. Es una épica íntima, silenciosa, pero profundamente movilizadora: poder vivir tranquilos. Tal vez sea necesario sanarnos antes de poder empezar a soñar en grande.

Si no resolvemos los dolores urgentes de la gran mayoría de los chilenos, y esto significa un país seguro con una economía que vuelve a crecer, es difícil que seamos capaces de visualizar ese gran sueño país.

Trabajemos para que en este año electoral esa demanda no quede opacada por peleas chicas ni por promesas imposibles.

Y todos que quienes desde distintos ámbitos tenemos alguna forma de influencia seamos capaces de entender que reconstruir un proyecto país que nos una y nos convoque, puede empezar por ahí, por ese deseo sencillo y profundo de que todos podamos volver a vivir sin miedo.

Tal vez no sea todo. Pero es mucho.

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