Extrañando el mea culpa de los privados
Paulina Ibarra Directora Ejecutiva Fundación Multitudes
Paulina Ibarra
Exigir más y mejor democracia, traducido en beneficios tangibles en la vida de los ciudadanos, es el objetivo de quienes fomentamos la participación ciudadana. Una exigencia que debemos saber, conlleva tanto derechos como deberes, entre ellos informarnos, articularnos y participar colectivamente en la manifestación de nuestras expectativas y necesidades.
Para lo anterior es clave el manejo de información, para saber qué es lo que podemos exigir tanto del Estado como de los privados y del manejo que estos hacen de los bienes y recursos de todos los chilenos. Comprender cómo funciona esa dinámica, es la clave para reforzar nuestro rol fiscalizador, aumentar las confianzas y evitar la corrupción.
En los últimos meses, cargados de destrucción de confianzas, hemos observado cómo el sector privado se ha sustraído de presentar mejoras y controles de autorregulación en su gestión. Esta falta de transparencia activa en las empresas creemos es la raíz de las problemáticas económicas de la falta de interés en la inversión y uno de los detonantes de la hostilidad entre ciudadanos y autoridades.
La receta de "descubrimiento" de cada boleta de servicios de autoridades tiene como ingrediente principal la relación entre éste y una empresa. No hay otras fórmulas. Y así como hemos visto cambios de gabinetes, meas culpas y la justicia involucrada con las declaraciones de las autoridades de gobierno y parlamentarios, también hemos visto que el sector privado recibe boletas y esconde la mano.
Es tiempo de que el empresariado, en especial aquel que maneja bienes y recursos de todos los chilenos, asuma sus culpas y realice una constricción. Que quede en claro dónde y cómo se genera la necesidad de optar por procesos informales y poco transparentes de incidencia. Que se revisen los mecanismos éticos y se trabaje en una autorregulación desde el mismo empresariado para comenzar a subsanar y mejorar las convalecientes confianzas ciudadanas que caen como resfrío mal cuidado en el vicio de las desconfianzas.
Reconocer ser parte del problema es el primer paso para ser parte de la solución. En esta solución debe participar el sector privado y nosotros, activamente como ciudadanos, exigiendo de éste los mismos estándares de transparencia y probidad que exigimos de la autoridad. ¿Por qué? Simplemente porque, muchos de ellos, administran nuestros bienes y recursos y además lucran de éstos.
Es sólo sobre la base de la fiscalización y participación como ciudadanos y de la autorregulación como empresarios que podremos recrear el círculo virtuoso que tanto anhelamos tener.