Genio, mentiras y video en la era de la IA
PAULA LOYOLA Directora de empresas, Consejera CCS
En recuerdo de una antigua película de fines de los ‘80, este título quizá nos lleva a la esencia de los dilemas de la autoría en estos tiempos de inteligencia artificial (IA). ¿Debe un autor declarar que usó IA para escribir una columna? Hace unos días lo conversaba con una amiga experta en tecnología. Me contó cómo alguien de gran experiencia se negaba a la idea: “Sería como que hace años hubiésemos advertido que usábamos Google”, le dijo.
La IA está irrumpiendo en el terreno creativo como un aliado fascinante. Poetas, guionistas, músicos y publicitas la usan como sparring partner para generar y confrontar ideas, por su capacidad de proponer giros inesperados y variedad de alternativas.
“Con la inteligencia artificial se democratiza y aumenta la creatividad, pero esta fiesta de mayores habilidades viene con un riesgo silencioso: la homogeneización”.
Estudios de Stanford (HAI, AI Index 2025) muestran que los menos experimentados en el uso del lenguaje elevan mucho su capacidad narrativa con IA, mientras que escritores profesionales logran explorar variaciones relevantes de estilo con gran rapidez.
Se democratiza y se aumenta la creatividad, pero esta fiesta de mayores habilidades viene con un riesgo silencioso: la homogeneización. Si todos usamos las mismas herramientas y prompts parecidos, los textos, las imágenes y los videos comenzarán a converger hacia patrones comunes. Según Science Advances (IA y creatividad colectiva, 2024), la calidad de las ideas disminuye cuando la inspiración proviene de modelos y lógicas poco diversas.
A ello se suma la necesidad de transparencia: ¿qué porcentaje del resultado corresponde al genio humano y cuánto a la máquina? En música y arte no es un detalle, sino la base para preservar estilo y derechos. La Oficina de Copyright de EEUU ya dictaminó que solo la autoría humana es protegible y que el uso de IA debe ser declarado.
El artículo AI and the Visual Arts: The Case for Copyright Protection (Brookings, 2025) advierte que aceptar contenido de IA no verificado puede devaluar la creatividad humana, priorizando lo meramente tecnológico. Como se ha visto, obras realizadas 100% por IA, y no protegibles según la actual normativa, de todos modos alcanzan altos precios de mercado. Producirlas en forma masiva (con modelos entrenados en los que difícilmente se podría distinguir un uso de obras reconocidas) es mucho más barato que cualquier creación humana.
Artificial Intelligence and the Creative Double Bind (Harvard Law Review, April 2025), aborda la contradicción que enfrentan quienes realizan trabajos eminentemente creativos: la IA potencia sus capacidades, pero a la vez amenaza con reemplazarlos.
Volviendo a mi amiga, le pregunté a la IA cómo lo están haciendo grandes medios editoriales para la publicación de contenido elaborado con asistencia de IA, y dentro de las buenas prácticas se aprecia: 1. Disclosure: si se usó IA se indica explícitamente, por ejemplo “Esta columna fue redactada con asistencia de IA” en un lugar visible al lector; 2. Responsabilidad humana total: el autor responde íntegramente; 3. Copyright citado siempre, y 4. Política clara, con un documento interno que regula capacitaciones, qué herramientas están permitidas, en qué etapas y bajo qué criterios de verificación.
La creatividad necesita aliados como lo ha demostrado ser la tecnología, pero también liderazgo y visión, además de un marco donde pueda florecer adecuadamente, para sumar las capacidades de la IA a las de las personas de manera realmente inteligente. Sin desvalorizar la humanidad y potenciando la chispa original, que sigue siendo profundamente nuestra.
(Escrito con asistencia de IA).