Los derroteros de Trump
JORGE SELAIVE Economista Jefe Scotiabank , Académico FEN U. de Chile
La guerra arancelaria ha comenzado con valores prohibitivos, pero innumerables excepciones también. Se ha generado un ambiente internacional que incentiva desviaciones de comercio, en un contexto donde la demanda externa estaría destinada a caer. La inflación en Estados Unidos podría acelerarse con el contrapeso de menor actividad. Fuera del país del norte, los precios pueden retroceder, de manera transitoria, rompiendo la usual correlación de inflaciones globales. Las reacciones de política monetaria ante un shock de oferta y demanda más intenso en Estados Unidos no colocan a Chile en jaque, en tanto que los estímulos fiscales masivos parecen absolutamente innecesarios y contraproducentes por ahora.
“Ser el último en pasar por la ventanilla de la negociación es lo más aconsejable para un país pequeño, de exportaciones primarias y que no debe entregar la libre entrada a inversión extranjera a cambio de logros políticos y sectoriales menores”.
Un derrotero visible es que las negociaciones multilaterales se encaminen hacia aislar a China, dejando limitada su inversión en sectores estratégicos. Polarizar al mundo y llevar a que cada país elija el bando al que quiere acercarse requerirá un profundo análisis por parte de economías como la chilena. No es evidente que para lograr competitividad arancelaria en algunos sectores productivos, que serán muy vocales mediáticamente, se deba desplazar a un inversionista extranjero tan activo y romper con una tradición de apertura financiera de décadas. Esas side letters que se querrán agregar al actual TDLC no deben negociarse con premura. Ser el último en pasar por la ventanilla de la negociación es lo más aconsejable para un país pequeño, de exportaciones primarias y que no debe entregar la libre entrada a inversión extranjera a cambio de logros políticos y sectoriales menores.
Un derrotero menos visible es que la administración de Trump estaría con el tiempo muy limitado. Las cadenas de abastecimiento y valor se han interrumpido. Al shock de oferta se ha unido un claro golpe a la demanda. Este 30 de abril el PIB del primer trimestre mostrará cifras muy pobres y desalentadoras para la opinión pública americana. Más aún, el alza de la tasa de Estados Unidos en conjunto con la depreciación del dólar son síntomas preocupantes y parte del “baño de realidad” de EEUU que comenté en una columna pasada. La bancada republicana está muy nerviosa y menos confiada. China disfruta del tiempo, la capacidad para realizar estímulos fiscales y monetarios en un contexto de inflación muy deprimida. Que Trump termine desmantelando todo lo realizado desde el 1 de febrero pasado aumenta sustantivamente su probabilidad y la primera señal la tuvimos hace muy poco con el anuncio de rebaja del arancel de 145%. Quedar como el defensor del libre comercio puede ser el único camino si la situación financiera y económica global empeora, en medio de China con más cartas de negociación que la estimadas inicialmente. No podemos olvidar que la democracia de Estados Unidos genera mucha más presión sobre sus líderes que el capitalismo estatal chino. El problema de este camino es que Trump se quedaría sin parte del financiamiento de su reforma tributaria.
Bajo el primer derrotero, lo razonable para Chile es esperar. No apurar negociaciones que pedirán a cambio medallas que luego serán difíciles de recuperar. Esperar que los grandes acuerden parece los más aconsejable. Bajo el segundo derrotero, la situación es la misma. Nada sugiere ser parte demasiado proactiva de las negociaciones, especialmente cuando los tiempos se estrechan para Trump.