Lucy Kellaway

El memo de Año Nuevo del jefe de Deloitte es un clásico de la desmotivación

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Por: Lucy Kellaway | Publicado: Lunes 25 de enero de 2016 a las 04:00 hrs.
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Una de las cosas más predecibles de ser un esclavo asalariado es la llegada en enero del memorándum motivacional de Año Nuevo del director ejecutivo.

A veces el mensaje es corto, a veces largo; de todas formas, siempre tiene el mismo mensaje. Dice: Yo soy maravilloso, ustedes son (un poco menos) maravillosos, juntos somos maravillosos, pero si pudieran esforzarse un poco más seríamos aún más maravillosos.

A pesar de su ubicuidad, estos correos electrónicos son invariablemente inútiles. Nunca ha habido un empleado que trabaje más o se sienta más comprometido basado en un memorándum en masa enviado por un jefe. Eso simplemente no puede pasar.

Aunque no pueden motivar, estos mensajes pueden hacer lo contrario.

A mediados de enero, Punit Renjen, director ejecutivo de Deloitte Global, envió un mensaje de año nuevo al personal con el poco prometedor título de “Intercambiemos resoluciones: Vivir nuestro propósito número 12”. Después de obtener una copia lo leí y al principio me hizo reír. Pero luego lo leí varias veces más. Renjen redactó algo tan feo, tan vacío y tan totalmente estúpido que no pude seguir riéndome.

Deloitte emplea a más de 220.000 personas. Asesora a grandes empresas que pagan enormes cantidades de dinero por sus servicios. El hecho de que su jefe diga tantas tonterías es un poco preocupante. Muchas de las personas que trabajan ahí son brillantes, pero alguien que posea siquiera un coeficiente intelectual normal no puede haber leído el mensaje sin haberse preguntado qué diablos hace trabajando en ese lugar.

El mensaje comienza con un poco excepcional y muy trillado: “Hemos dicho ‘¡Hola, 2016!’ y ahora es el momento de hablar de las resoluciones”. La resolución del propio Renjen es “remitir una excepcional y consistente experiencia global de talento a través de toda la red Deloitte”.

Hay tres cosas incorrectas con respecto a esta frase. Primero, está llena de todas las palabras que considero peores: experiencia, remitir y talento. Segundo, es pura publicidad. Nadie puede ser excepcional todo el tiempo. Por definición, lo que es excepcional sólo puede suceder una pocas veces.

Peor aún, Renjen no explica exactamente lo que desea hacer. ¿Qué es una “experiencia global de talento”? ¿Quién se supone que la tenga? ¿El “talento” mismo? ¿Se supone que todos tengamos experiencias globales de talento mientras nos ocupamos de nuestros trabajos cotidianos? Sinceramente, espero que no.

Después de declarar su resolución, el jefe de Deloitte conduce a su personal al interior de un bosque de tonterías tan denso y oscuro que es poco probable que puedan salir de ahí alguna vez.

“Esta promesa”, sigue diciendo, “se articula a través de cuatro pilares clave: 1) para ayudarles a tener un impacto, 2) inspirarles como profesionales, 3) acelerar sus ambiciones, y 4) conectar y celebrar sus habilidades particulares (más sobre estos pilares pronto).

Por favor no más, pensaría yo si trabajara allí. No quiero que se aceleren mis ambiciones.

Sólo el último pilar clave de Renjen tiene algo bueno. Siempre he sido susceptible a que se celebren mis habilidades particulares, pero me temo que él no piensa hacer nada por el estilo.

Y sigue diciendo: “Así que no importa dónde uno se desempeñe, tiene las mismas habilidades excepcionales que sus compañeros”. Lo que parece estar diciendo es que todo el mundo en Deloitte está en un nivel bastante parejo. Esto pudiera ser verdad, pero no es muy particular, ni tampoco muy excepcional.

A cambio de sus cuatro pilares clave, Renjen le pide a su gente que se lo paguen resolviendo “vivir el propósito de Deloitte y unirse a nuestro viaje hacia el liderazgo indisputado”.

Creo que lo que estaba tratando de decir es que quiere que todos trabajen más duro. No veo por qué esto requiere de un viaje, especialmente un viaje camino a un destino de fantasía. Uno no necesita capacidades excepcionales para descifrar que Deloitte nunca logrará un liderazgo indisputado. Está en un mercado muy competitivo con tres poderosos rivales, cada uno de los cuales recluta al mismo tipo de persona y hace el mismo tipo de trabajo.

En vez de eso, Deloitte debería dedicarse a ser por lo menos tan bueno como la competencia; si pudiera lograr esto consistentemente, sería imparable.

Lo más fantasioso de todo es cómo Renjen piensa que va a lograr su ridícula meta. Cree que lo hará al convencer a todos a firmar la “Declaración del Viaje Deloitte”. Hasta ahora, él dice, tiene más de 7.400 signatarios, lo cual suena como un montón de bobos, hasta que uno lo suma y calcula que más de 213.000 no lo han firmado.

Y me temo que no los va a convencer de hacerlo con su conclusión: “Emprenderemos este viaje para poder declarar con orgullo que hemos cumplido nuestras promesas con nosotros mismos, entre nosotros, y con todos a los que servimos”.

El correo electrónico acaba firmado: Les deseo todo lo mejor, Punit.

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