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Alto contrasteEn junio de 2003 se firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos que regula, en uno de sus capítulos más extensos e importantes, la defensa de la propiedad intelectual. Para los países en desarrollo salvaguardarla adquiere gran relevancia, ya que fomenta la innovación, la creatividad y la identidad comercial.
Nuestro sistema de propiedad intelectual se compone, fundamentalmente, por la Ley de Propiedad Industrial (19.039) y la Ley de Derecho de Autor y Derechos Conexos (17.336), ambas ajustadas en relación al TLC.
Pero todavía queda bastante por avanzar y cumplir en lo relativo a la fiscalización a las violaciones a los derechos de autor. Un caso emblemático es el de la TV de pago. Hoy, existen a nivel país alrededor de 300.000 decodificadores ilegales, posicionando a la piratería como quinto actor de la industria.
Las empresas realizan altas inversiones en innovación para ofrecer tecnología de punta como parte de su oferta y los programadores, por su parte, hacen lo mismo para el desarrollo de sus contenidos.
Esto ha provocado que Estados Unidos estime que no se han tomado todas las precauciones para respetar los acuerdos, situando a Chile en las llamadas listas rojas de la International Intellectual Property Alliance por recomendación de la Oficina del Representante de Comercio Exterior de ese país (USTR, en inglés).
¿Cómo avanzar? Debemos entender que la propiedad intelectual es hoy uno de los activos más importantes, verdadero combustible de la innovación de las empresas y emprendedores chilenos y, segundo, debemos valorarla como corresponde. Sin reconocimiento de su valor, Chile está condenado al subdesarrollo. Si Chile deja el lastre de la piratería, de los negocios ilegítimos que obstaculizan el desarrollo tecnológico, como se han convertido estos decodificadores piratas, no solamente mejoraremos nuestros rankings internacionales, sino que, fundamentalmente, permitirá que Chile avance en reconocer y premiar lo mejor que tenemos como país: el espíritu innovador y la inteligencia de todos y cada uno de los chilenos.
