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Recesión sin rescate

AXEL CHRISTENSEN Director de Estrategia de Inversiones de BlackRock para América Latina

Por: AXEL CHRISTENSEN | Publicado: Martes 4 de abril de 2023 a las 04:00 hrs.
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AXEL CHRISTENSEN

No es un momento fácil para los bancos centrales. Hoy es imposible ignorar el dilema que deben enfrentar: aplastar la actividad para bajar la inflación o vivir con presiones de precios más altos. En las recientes semanas esto se ha evidenciado con las grietas que han aparecido en el sistema financiero.

Bancos centrales como la Reserva Federal de EEUU ya están proyectando un riesgo de recesión cada vez mayor para 2023, junto con inflación más persistente en los próximos años. Esto les impide, aún con los últimos problemas bancarios, dejar de lado el camino al alza en las tasas de interés y han debido acudir a respuestas separadas para responder al tumulto bancario.

“Antes, los bancos centrales salían a rescatar a la economía cuando había amenazas de recesión. Ahora son precisamente ellos quienes están causando la recesión para combatir una persistente inflación, y eso aleja las bajas de tasas en el horizonte”.

La Fed y otros bancos centrales han dejado claro que los problemas bancarios no les impedirían seguir subiendo las tasas de interés todo lo necesario hasta lograr dominar la inflación. Las autoridades actuaron rápidamente para ayudar a detener el contagio al proteger a los depositantes de las quiebras bancarias. Al separar claramente los objetivos y herramientas financieras y de estabilidad de precios, los principales bancos centrales continuaron con las subidas de tipos durante el tumulto.

Esto quedó claro con las recientes decisiones por parte de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra. Incluso el banco central de Suiza elevó las tasas tan sólo unos días después de intervenir para resolver los problemas de un banco que estaba en problemas desde hace mucho tiempo.

Los problemas bancarios tendrán consecuencias en el proceso de desaceleración económica puesto en marcha por los bancos centrales para atajar la inflación, llevando a mayores costos de endeudamiento y una disponibilidad de crédito más estricta. Esto probablemente adelante la siguiente fase en su actuar: alejarse del enfoque de “cueste lo que cueste” y dar término a los aumentos de tasas, entrando en una etapa más matizada que se trata menos de una lucha implacable contra la inflación. Aun así, pasará algún tiempo antes de que puedan comenzar a bajar las tasas.

Sin embargo, los mercados parecen apresurarse al pronosticar estos recortes como resultado de las turbulencias del sector bancario. Esta hubiese sido la respuesta en el pasado, cuando los bancos centrales salían a rescatar la economía cuando había amenazas de recesión. Ahora son precisamente ellos quienes están causando la recesión para combatir una persistente inflación y eso aleja las bajas de tasas en el horizonte. Sólo tendría sentido salir al rescate si se produjera una crisis crediticia más grave y una recesión aún más profunda de lo esperado. En la medida que las turbulencias se han ido contendiendo, este no parece ser el escenario más probable.

Lo anterior tiene consecuencias importantes para la toma de decisiones de inversión. Inflaciones más persistentes en el futuro requieren incorporar estrategias que proporcionen mayor protección. Por ejemplo, mayor exposición a bonos indexados a inflación que a los de tasas nominales.

El excesivo optimismo actual del mercado ante un pronto rescate por parte de los bancos centrales de economías desarrolladas lleva a ser cautos respecto a la renta variable de estos países. En cambio, el positivo impacto de la reapertura de China y que los bancos centrales de países emergentes estén más adelantados en sus ciclos de tasas de interés nos inclina hacia activos emergentes.

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