Impuestos y educación son asuntos distintos
“Nadie en Chile puede oponerse a estudiar una reestructuración de un sistema tributario si la nobleza de ese objetivo es...
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“Nadie en Chile puede oponerse a estudiar una reestructuración de un sistema tributario si la nobleza de ese objetivo es la educación”, dijo el presidente de la Asociación de Bancos, Jorge Awad, otorgando respaldo desde el mundo privado a una iniciativa que se anticipa polémica.
No, por cierto, a propósito de la necesidad de mejorar la educación pública, materia sobre la cual probablemente existen pocas voces disonantes. Si no porque, en lo inmediato, la Constitución impide que los ingresos tributarios que recauda el Estado sean destinados a un fin específico, salvo que se trate de defensa o desarrollo local. Y eso deriva la discusión, más que al origen de los recursos, a su uso eficiente por parte del fisco y las prioridades de gasto que establecen las autoridades.
Durante la campaña presidencial, Sebastián Piñera se comprometió a recurrir a una reforma tributaria sólo si el crecimiento económico no le permitía financiar los
US$ 20.000 millones que involucraba su programa de gobierno. A poco andar, encabezó un alza impositiva para financiar la reconstrucción, pero fue el propio oficialismo el que defendió la transitoriedad del incremento.
Así como el crecimiento ha superado las expectativas, también el precio del cobre se ha mantenido sobre los pronósticos, generando ingresos extraordinarios a un aparato estatal con subejecución presupuestaria.
Por lo tanto, cualquier discusión sobre nuevos tributos no puede desarrollarse sin una revisión previa de los recursos con que ya cuenta el Estado y las prioridades de gasto establecidas.