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Columnista

Conciencia empresarial: el desafío de volver a mirarse

Por Carla Muchnick, cofundadora del Observatorio Conciencia Empresarial y gerenta de asuntos corporativos de Déficit Cero #SoyPromociona

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 8 de agosto de 2025 a las 10:00 hrs.

El adiós de Algramo nos recuerda cuán difícil es hacer sostenible económicamente una brillante idea con impacto social. Fui emprendedora, y aún siento ese peso: comúnmente el sistema no está diseñado para equilibrar ese doble impacto. No basta con las ganas, redes, saber posicionar una marca y soñar. La realidad es más dura: la idea necesita funcionar y ser rentable.

¿Qué significa hacer un buen negocio? Durante años, había una sola respuesta: rentabilidad. Hoy, en un país en transformación y con nuevas exigencias ciudadanas, las empresas no se la juegan solo en la última línea. También lo hacen en la confianza que logren construir con una sociedad adolorida. El mejor negocio es cuando las empresas contribuyen al bien común con valor social, ambiental y ético, al mismo tiempo de ser rentables.

Hace años, una ejecutiva de una institución financiera pidió que la donación que hacían a la fundación donde yo trabajaba, se enfocara en capacitación en oficios y educación financiera para familias vulnerables.

Nos desafió a crear un programa de capital semilla, que permitiera a las personas aplicar lo aprendido y apoyar su formalización. Vimos surgir panaderías, peluquerías, servicios de gasfitería y pastelería. El dinero aportado se destinó a potenciar el progreso de las personas, así se devolvía la mano a la sociedad desde lo que esta institución sabía hacer. 

La primera Radiografía de la Conciencia Empresarial en Chile, impulsada por el Observatorio de Conciencia Empresarial junto al Centro de Políticas Públicas UC, confirma que la demanda ciudadana existe y que la respuesta empresarial avanza, aunque aún con importantes desafíos por delante.

Entendiendo por conciencia empresarial "la capacidad de una empresa de reconocer el impacto de su actuar y generar valor social en distintos ámbitos, desde el mismo giro de su negocio", quiero relevar tres hallazgos. Primero, el estudio muestra un nivel medio alto de conciencia empresarial de acuerdo a lo que reportan. Segundo, el propósito que las empresas declaran no siempre guarda relación directa con su actividad principal. Por último, si bien se informan alianzas y acciones ligadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), éstas no siempre están alineadas con el propósito.

Persiste una brecha entre lo que se dice y lo que se hace; la buena noticia es que se avanza en terreno fértil. Los líderes empresariales tienen hoy una oportunidad única: encabezar un proceso transformador que los convierta en actores clave del bien común. Porque es posible y rentable evolucionar desde un modelo de negocio hacia uno de valor, inspirado en un propósito superior de largo plazo.

Es tiempo de invertir en el futuro. Mirar lo que hacemos en nuestra educación para ver cómo será la convivencia. Mirar los proyectos de desarrollo para anticipar la infraestructura del mañana. Mirar el nivel de confianza y proyectar cómo influirá en nuestro orgullo nacional. Mirar la segregación y entender cómo será el miedo que heredaremos.

Es tiempo de volver a mirar para poder ver.

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