El juez brasileño en el centro de la investigación de la corrupción en Petrobras ha estado buscando el apoyo público ante el caso ahora que el impacto del escándalo en la economía está empezando a ser más claro.
En una serie de eventos en São Paulo en los últimos días donde recibió recepciones entusiastas, Sérgio Moro llamó a la población a continuar apoyando la investigación de Petrobras e insistió en que la corrupción era el verdadero peligro para la economía, no su enjuiciamiento.
"Enfrentar a la corrupción sistemática traerá ganancias significativas para todos nosotros, para las empresas y para la economía en general", dijo en una conferencia con ejecutivos el lunes. "El costo de la corrupción sistemática es extraordinario".
Las declaraciones públicas de Moro, un juez federal de 43 años en la ciudad sureña de Curitiba, que se ha convertido en un héroe nacional por su papel en la investigación sobre Petrobras, llegan en un momento delicado para el caso ya que la oposición política comienza a crecer.
Su visita a São Paulo tuvo lugar después de que el viernes se publicaran las cifras del PIB del segundo trimestre que mostraron una caída de la inversión, que es en parte el resultado del impacto de la investigación de la corrupción arraigada en Petrobras, la empresa industrial más grande de Brasil. La economía se redujo en un 1.9 por ciento en el segundo trimestre, mientras que la inversión fija cayó 8.1 por ciento.
La temperatura política que rodea el caso de Petrobras también ha aumentado después de que hace 10 días se presentaron las primeras acusaciones de líderes políticos, entre ellos el presidente de la cámara baja del Congreso, Eduardo Cunha. A diferencia de los ejecutivos que están siendo juzgados por Moro en Curitiba, los casos contra los políticos electos se transfieren a la corte suprema del país en Brasilia.
Con el descubrimiento de nuevos yacimientos de petróleo y un mayor énfasis en el desarrollo económico dirigido por el Estado, Petrobras ha llegado a jugar un papel mucho más importante en la economía en los últimos años. Sin embargo, la detención de una serie de ejecutivos de Petrobras y empresas constructoras con las que trabaja ha frenado algunos de sus proyectos. El último plan a largo plazo de la compañía para 2015-2019 incluía una disminución en la inversión del 37 por ciento ante su pronóstico anterior.
Un estudio reciente de GO Associados, una consultora de São Paulo, calculó que el impacto económico del escándalo de corrupción de Petrobras en los próximos años — incluyendo la reducción de la inversión por la empresa, la actividad de la construcción y el empleo — será de R$142.6 mil millones, lo que equivale al 2.5 por ciento del PIB.
José Roberto Mendonça de Barros, un economista brasileño prominente, dijo que el impacto de la investigación de corrupción era difícil de calcular porque Petrobras estaría sufriendo de todos modos con la caída de los precios del petróleo a US$40. "Hoy en día Petrobras en verdad está siendo dirigido por su director de finanzas", sostuvo, en referencia a las enormes limitaciones bajo las que está operando ahora. "Cualquier compañía dirigida por un director financiero se enfrenta a un montón de problemas".
En su discurso del lunes, donde obtuvo una ovación, Moro rechazó la sugerencia de que los casos de corrupción de Petrobras fueron la causa de la fuerte desaceleración económica en Brasil. "El policía que descubre un crimen no tiene la culpa del cadáver", dijo.
El complejo sistema de sobornos en torno a la empresa, que estiman los fiscales tiene un valor aproximado de US$2 mil millones, fue una de las razones por las que Petrobras hizo una serie de decisiones de inversión desastrosas en los últimos años. "Si los agentes económicos no tienen confianza de que pueden competir en igualdad de condiciones por licitaciones públicas, si hay una zona gris de pagos de sobornos, se afecta el funcionamiento del mercado", sostuvo.
En medio de las interconectadas crisis políticas y económicas que el país está sufriendo, una de las pocas cosas de la que muchos brasileños se han sentido orgullosos es que se ha iniciado una investigación de la corrupción y se han dado detenciones de figuras de alto nivel quienes se percibían como intocables.
Moro es la cara pública del caso, pero él ha estado trabajando con un grupo de fiscales jóvenes en Curitiba, la mayoría de alrededor de treinta años y muchos educados en EEUU, quienes han declarado abiertamente su intención de romper el aire de impunidad que rodea los casos de corrupción desde hace mucho tiempo en Brasil.
En ocasiones, Moro parece refutar directamente la atormentada presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. En junio, ella cuestionó el uso de acuerdos de culpabilidad para obtener confesiones — una nueva práctica en la justicia brasileña — comparándolos con la 'Conspiración de Minas Gerais' del siglo XVIII, una campaña secreta contra el dominio colonial portugués que fue derribada por un informante.
"Las negociaciones de cargos son una traición, pero son una traición entre los delincuentes", dijo Moro el sábado en una conferencia. "Aquí nadie está traicionando la Conspiración de Minas Gerais".
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