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Las tres R del gobierno: el año decisivo para las reformas

El 2019 es el último año antes de la batahola electoral que arranca con la elección de gobernadores. La Moneda prepara su despliegue en el Congreso para sacar adelante la modificación tributaria, de pensiones y la laboral.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 8 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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l año 2018 fue para La Moneda el de la instalación. De la conformación de cinco mesas de trabajo en torno a problemas urgentes: infancia, seguridad, salud, superación de la pobreza y paz en La Araucanía. De los diálogos en busca de acuerdos con la oposición. Pero el tiempo avanza y el gobierno se prepara para un 2019 crucial. El segundo año de mandato del presidente Sebastián Piñera será el momento en que el Ejecutivo intentará desplegar a plenitud su programa en el Congreso, porque se tiene plena conciencia que 2020 estará marcado por los aires electorales.

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En octubre del próximo año se realizarán las primeras elecciones de gobernadores, autoridades que resultarán elegidas por muchos votos (el de la RM, por ejemplo, puede tener mayor cantidad de sufragios que el mejor senador electo y para el oficialismo sería un problema quedar con una autoridad regional de signo político contrario). En 2021, la carrera presidencial estará desatada. Es en los próximos meses, por lo tanto, cuando el gobierno espera cosechar el trabajo que ha realizado para buscar acuerdos con ciertos grupos de la oposición –sobre todo en la DC y el PRSD– y sacar adelante sus tres reformas estrellas, las 3R: la reforma tributaria, de pensiones y la laboral. Todas enfocadas, dicen en Palacio, al proyecto de la clase media protegida, la columna vertebral de estos cuatro años.

En marzo la reforma tributaria debería votarse en general en la Comisión de Hacienda de la Cámara. La Comisión de Trabajo, en tanto, debería pronunciarse sobre la idea de legislar de la reforma a las pensiones, en las primeras semanas de trabajo legislativo luego del receso. La laboral –la única de las tres que no está presentada todavía– ingresaría en marzo al Parlamento. Será el año de las 3R y de otras modificaciones sustanciales, como la reforma a la Ley de Isapres.

Saber manejar los tiempos

El gobierno, señalan en La Moneda, ha sido persistente en su primer año en la necesidad de encontrar acuerdos. Con minoría tanto entre los diputados como entre los senadores, no tiene espacio para dejar de negociar con insistencia, como lo ha logrado con éxito en la Ley de Presupuesto, el reajuste al sector público, aula segura y migraciones, por ejemplo. Mientras que 2018 fue el momento de pavimentar los caminos y generar lazos con ciertos parlamentarios y partidos de la oposición, ahora es necesario intentar abrochar esas cercanías en torno a las iniciativas estrella de esta administración. Dicho de otro modo: se trata de un asunto de tiempos. No hubiese sido posible ni estratégicamente viable haber desplegado en 2018 el programa en el Congreso, cuando la oposición estaba confundida por la derrota y especialmente rígida. Es un asunto de saber manejar los tiempos, recalcan en el Ejecutivo, sobre todo considerando que la oposición en modo electoral volverá a endurecerse.

Respecto de la tributaria: es una reforma que se presentó hace meses y en la que el gobierno ha invertido mucho tiempo en conversaciones antes de iniciar la tramitación formal. La Moneda apuesta a que esta reforma ayudará a agilizar la economía, porque contempla varios puntos favorables para las pymes, que generan el 50% del empleo. El nudo, sin embargo, está en que parte de la derecha –sobre todo la UDI–, indica que como la economía está repuntando se podría perfectamente rebajar la tasa de impuestos a las empresas, de 27% a 25%. Fue una promesa de campaña de Piñera, pero el año pasado el gobierno consideró que la medida era poco prudente dado el déficit fiscal. Aunque han mejorado las cifras, el Ejecutivo no ha abierto la puerta, lo que representa uno de los puntos de tensión en esta reforma. Como la oposición pide mayores impuestos para las rentas altas, seguramente por esa línea estará la transacción: no se les rebajarán los impuestos a las empresas, pero tampoco se le subirán a las altas rentas.

En la reforma de pensiones, en tanto, el gobierno propone un aumento del Pilar Solidario –que es el que distribuye pensiones a los grupos vulnerables– junto con aumentos diferenciados para mujeres, clase media y adultos mayores. La oposición pretende que el Ejecutivo separe el proyecto, para aprobar de inmediato lo que tiene relación al pilar y el resto discutirlo segmentadamente. Ese camino, sin embargo, sería un suicidio para el gobierno, que quiere negociar todo en bloque. Una de las convicciones de La Moneda apunta a que será difícil para la oposición negarse a determinadas modificaciones esperadas por la ciudadanía, como las pensiones, porque conllevaría un importante costo político.

El nudo laboral

La reforma laboral, que entrará en marzo al Congreso, contiene propuestas que seguramente van a ser rechazadas por la oposición: mientras que el gobierno apuesta a que uno de los ejes del proyecto –la flexibilización laboral– ayudará a la generación de empleos.La oposición considera que estas normas precarizan los derechos de los trabajadores. Un segundo nudo estaría en los cambios al sistema de indemnización por años de trabajo: los sindicatos rechazan la propuesta del gobierno de cambiar los 11 actuales por una fórmula que se puede convenir con el empleador, con el objetivo –se piensa en el Ejecutivo– de facilitar la movilidad.

Con una oposición sin una figura ordenadora y con el Frente Amplio en serias dificultades para erigirse como el líder del sector, el gobierno de Piñera confía en encontrar aliados al otro lado de la vereda, sobre todo en la DC y el PRSD.

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