Alfredo Moreno: “La política de estar callados se tiene que terminar”

A exactamente una semana de suceder a Alberto Salas en la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), el ex canciller, Alfredo Moreno, participó ayer en el foro empresarial de Icare “¿Cómo viene el 2017?” Por más de 30 minutos, expuso su mirada del 2017, asegurando que no hay dudas de que “no será un año cualquiera” donde hay más preguntas que respuestas.

Explicó que el 2016 fue un año de “cisnes negros” donde ocurrieron hechos improbables y poco previsibles como el Brexit y la elección de Trump. En esa línea, señaló que el primer hecho improbable del 2017 fueron los incendios que afectaron la zona centro sur del país, lo que trajo un elemento asociado: el Super Tanker. “Es un símbolo de una cosa también improbable y que no sucedía hace décadas en el país. Un esfuerzo del sector privado y la gente tuvo la percepción de que el sector privado se preocupaba”, afirmó.

Con ese mismo espíritu, recordó el encuentro que lideró el lunes en Las Majadas de Pirque, enfatizando que el mayor problema es recuperar las confianzas. Aunque no entró en detalles, Moreno sí manifestó su inquietud frente al proceso constituyente y el que sería un cuarto año de bajo crecimiento.

¿Qué se se necesita hacer? Con un tinte de ironía y certeza, tomó las palabras del personaje Jack Sparrow, afirmando que “el problema es la actitud frente al problema”. Acto seguido, recordó la presentación del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y señaló que las reformas tienen un costo. “Pero hay que decirlo con más claridad: cada vez que las personas son restadas de una actividad económica es una oportunidad menos que tiene el país para crecer y para desarrollarse”, agregó, sacando aplausos del público.

Indicó que “el verdadero desafío que tenemos no es el que escuchamos todos los días de cómo resolvemos el tema de la AFP o qué hacemos con las Isapres”. A su juicio, está en que la mayoría de las empresas de hoy en 20 o 30 años no existirán. “Esas empresas de 20 años más son las que tenemos que crear y eso no lo puede hacer el Estado”, porque ningún Estado innova ni emprende, explicó.

Para esto reconoció que se requiere “una licencia social para operar”. Fue en este punto donde recordó el daño de la colusión, indicando que causó una tormenta perfecta para la confianza en las empresas, que a su juicio tiene tres factores a considerar a la hora de pensar en soluciones: la falta de control, la falta de comunicación y la gestión centrada en sí mismo. “El primer desafío -más allá del control- es que tenemos que comunicarle a la sociedad qué aportamos”. Y agregó: “La política de estar callados se tiene que eliminar, no para enfrentarnos, simplemente para conversar”, dijo.“