Proteccionismo contra la corriente
Señor Director:
En la historia hay momentos en que ciertos líderes intentan revertir procesos ya consolidados. Uno de los ejemplos más notables es el de Juliano II, emperador romano del siglo IV, conocido como “el Apóstata”. Tras el avance del cristianismo en el Imperio, Juliano intentó restaurar el paganismo tradicional como religión oficial. Pero su esfuerzo fue breve. La fuerza cultural y espiritual del cristianismo ya se había arraigado en las estructuras sociales y políticas de Roma.
Algo similar ocurre hoy en el plano económico global. La globalización ha tejido una red de interdependencia planetaria que no puede ser desmantelada fácilmente. En este contexto, las medidas proteccionistas impulsadas por Estados Unidos parecen un eco del gesto de Juliano: un intento de frenar una corriente que ya ha moldeado el cauce de nuestra historia.
No se trata de negar que hay problemas. La globalización ha generado desigualdades, impactos ambientales y tensiones sociales que deben ser corregidas. Pero en vez de alzar muros, los países deberían mejorar las reglas del juego global. Los imperios, como los proyectos políticos modernos, deben saber cuándo adaptarse. Porque, como enseñó la historia romana, ir contra la corriente solo lleva al naufragio.
Claudio Ruff
Rector Universidad Bernardo O´Higgins