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Aguinaldo de Dieciocho

El efecto que debiese esperarse de recientes anuncios del Banco Central Europeo...

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El efecto que debiese esperarse de recientes anuncios del Banco Central Europeo se puede descomponer en la probabilidad de que la ayuda se materialice y el si ese es el caso. El balance de ambos nos hace estar bien positivos respecto de las perspectivas de comenzar a dejar atrás definitivamente el tema del euro.



El impacto del anuncio en caso que el plan se implemente es bien relevante. El programa de compra de bonos da tiempo para realizar los ajustes que se necesitan. Es cierto que esto no ayuda a la posición fiscal de las economías en problemas, porque les permite extender sus déficits por un mayor tiempo. Pero la capacidad de sostener la deuda debiese haber mejorado porque el efecto de arriba es contrarrestado por el menor costo de refinanciamiento y por el evitar una recesión mayor derivada del fuerte recorte del gasto o alzas en los impuestos. Más aún, el apalancar los fondos fiscales con la política monetaria disipa las dudas de si los fondos fiscales europeos serían suficientes para resolver la situación.

La probabilidad de que la ayuda se canalice hacia los países en problemas debiese haber aumentado. Dicha decisión depende de la disposición de las economías fuertes a proveer los fondos a las débiles y de que éstas estén en condiciones de pedirlos por las duras condiciones que traerían. Respecto de la oferta, hubo dos señales positivas de coordinación. La primera es que ahora sabemos que se alcanzó un nivel de convergencia suficiente dentro del BCE como para llevarlo por caminos no convencionales. La segunda señal provino de la actitud pública de apoyo al avance de los ajustes del gobierno español por parte de la canciller alemana que, al hacerse en forma simultánea al anuncio del BCE, demuestra la coordinación entre la política monetaria y fiscal. En cuanto a la posibilidad de que las economías en problemas pidan la ayuda, ésta siempre ha dependido casi exclusivamente de los elementos políticos de cada país. Dado que el monto del ajuste necesario a corto plazo es menor, la probabilidad debiese haber aumentado. Pero hay que tomar en cuenta que la parte grande de los costos políticos vienen del hecho de pedir ayuda, no de cuánta sea ésta.

Las medidas no están libres de riesgos. El riesgo más importante es que implican monetizar el déficit fiscal y, como lo han mostrado varias economías menos desarrolladas, confundir la política monetaria con la fiscal no es una buena idea. Se puede hacer pero no se puede extender por largo tiempo porque todo termina en inflación. Se ha propuesto esterilizar las compras pero esto implica aumentar las tasas que paga el banco central por los depósitos de los bancos para que le devuelvan el dinero que ha creado. Esto se contrapone con el programa de entregarles liquidez ilimitada por un larguísimo plazo que se ha estado implementando y que propendía a evitar una caída aún mayor de los préstamos bancarios.

Pensando en el futuro, una vez sorteada la gran crisis fiscal europea, los siguientes temas en la lista serán qué hacer para que los bancos colaboren a la recuperación y cuándo retirar el dinero creado una vez recuperado el crecimiento (y la inflación).

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