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Cartas al Director

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Pizarro


Señor Director:
Desde el temprano Medioevo existe la idea de que el Estado debe servir al bien común. Pero entendiendo que ello era históricamente errado y ontológicamente improbable, los teóricos de aquella época concibieron al bien común como un correctivo al poder, es decir, como condición para su legitimidad y una guía para la acción de los gobernantes.
Recién desde Rousseau es que se establece, contrariando la sabiduría anterior, una verdadera presunción plena de que el Estado de hecho sí persigue el bien común, todo bajo el alero de la supuesta infalibilidad de la voluntad general. Lógicamente, establecer una presunción positiva sobre algo improbable genera muchos problemas, y cuando se tiene al bien común como dogma, el principal efecto de ello es la decepción permanente.
Una decepción más es que un senador de la República que no tiGuardarene más proyección política como Pizarro desatienda a sus electores en medio de la catástrofe para privilegiar sus gustos deportivos, a la larga pagados por los mismos a quienes ignora. Conviene revisar la razonabilidad de nuestras presunciones y cambiarlas si es necesario. El bien común debe ser un correctivo, no un supuesto. Debemos exigir y controlar, no tan solo decepcionarnos.

Joaquín Rodríguez Droguett
Director de Formación, Círculo Acton


Alta inflación y bajo crecimiento en 2015


Señor Director:
Habiendo transcurrido más 2/3 del año, es difícil que la economía chilena experimente recuperación de su actividad en lo que queda de 2015. Y menos aún que logre enmarcarse en el rango de inflación meta del Banco Central (BCCh).
Es muy posible que el país se mantenga en la fase contractiva del ciclo económico iniciada el cuarto trimestre de 2013. Acumulará 9 trimestres consecutivos de baja actividad, creciendo por debajo de cualquier estimación, y dos años de inflación elevada. Más complejo aún, no se vislumbra razón alguna para pensar distinto para 2016, tanto lo internacional como interno.
Durante el primer semestre se creció sólo un 2,2% anual, levemente superior al crecimiento de 2014 de 1,9%. Si durante el segundo semestre la economía llegara a crecer un 2,5%, el año cerraría con un crecimiento de 2,4%, muy por debajo del PIB tendencial de 4,3% establecido por el Ministerio de Hacienda y considerado en el presupuesto 2015. Asimismo, el BCCh ha internalizado que la inflación se ubicará en torno al 4,6%, superior al máximo permitido por política (4,0%), por segundo año consecutivo.
En lo internacional, destaca la menor actividad de economías emergentes como China, Rusia y Brasil. Ello influye en la caída del precio internacional de las materias primas que afecta a economías de Latinoamérica, tales como el cobre en Chile. Nada hace pensar que esta situación pueda mejorar el 2016, salvo la recuperación de Estados Unidos y Europa.
En lo interno destaca las crisis de confianza por la que atraviesan los agentes económicos –todos nosotros– lo cual afecta decisiones de consumo e inversión. Y no se aprecian señales claras de cambio de rumbo en la discusión de las reformas anunciadas.
Mario Valenzuela
Vicedecano de la Facultad de Economía y Negocios de la U. San Sebastián


Titularidad sindical


Señor Director:
El sindicato de BancoEstado anunció una huelga hace unos días; como en él está el 99% de los trabajadores del banco se podrá imaginar el descalabro si ello ocurre. Entonces, ¿quién tiene el poder negociador? El sindicato, obvio, el presidente no tiene nada que hacer porque el sindicato pone en riesgo a la empresa, así de simple.
Veamos entonces si el legislador se da cuenta que la titularidad sindical es una pésima idea porque incentiva a que todos los trabajadores estén sindicalizados y ello podría poner en riesgo a cualquier empresa.
Esto, sumado al paro de los aeropuertos, demuestra que esta reforma sindical -mal llamada reforma laboral- es un desastre por donde se le mire.
Rodrigo Zañartu

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