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Chile: ¿estanflación o simplemente estancados?

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Dalibor Eterovic

Después de crecer sólo 2,7% en el 4to trimestre de 2013, la economía local se expandió 2,6% el primero de este año. Dada la débil evolución de varios indicadores coincidentes, vemos difícil que el segundo cuarto sea mucho mejor. La recuperación esperada por el consenso se seguirá postergando. Durante este mismo período, la inflación ha mostrado una tendencia al alza más allá de lo estimado por el mercado y las autoridades monetarias.

El aumento de precios medido en 12 meses se encuentra en 4,3%, acumulando 2,1% a abril de 2014, muy por sobre lo observado el año pasado (0,7%). Adicionalmente, el desempleo se mantiene en niveles históricamente bajos (6,1%) y los salarios nominales están creciendo a tasas relativamente dinámicas del orden de 6%. Esto podría hacer temer que la economía no esté generando holguras de capacidad y por lo tanto eliminando presiones inflacionarias a mediano plazo.

¿Enfrenta la economía chilena un problema de estanflación? Este es un término que describe una situación en que la economía presenta una tasa de crecimiento bajo, pero en un contexto de inflación alta y persistente.

En principio, este fenómeno se puede producir por dos razones. Una ocurre cuando la economía se ve enfrentada a un fuerte shock de oferta que reduce su capacidad productiva. La otra es una mala combinación de políticas macroeconómicas de exceso de liquidez, junto a regulación de precios y rigideces en el mercado laboral. Ninguno de estos factores parece ser preponderante en la economía chilena hoy en día.

Si bien hay argumentos validos para pensar que la tasa de crecimiento potencial de la economía se ha debilitado, es probable que una parte importante de la desaceleración sea cíclica. Además, la evolución de las colocaciones del sistema financiero ha continuado perdiendo fuerza en los últimos meses. Esto nos lleva a esperar una disipación de las presiones inflacionarias a mediano plazo debido a un aumento de las holguras productivas de la economía.

En este periodo de ajuste global, Chile enfrenta importantes desafíos. En el plano externo, si bien la tasa de crecimiento global ha ido en ascenso gradual, las condiciones de liquidez son más restrictivas para el mundo emergente. Adicionalmente, nuestros términos de intercambio se han deteriorado significativamente, y de mantenerse en los niveles actuales restarían -de acuerdo al FMI- en torno a 0,8% a la tasa de crecimiento nacional respecto al periodo 2012-2013 (REO WH abril 2014). A nivel local, las importantes reformas planteadas por el gobierno mantendrían un grado de incertidumbre política en los próximos meses, lo que tendría efectos transitorios negativos sobre la actividad.

La inflación actualmente está sobre el rango meta del Banco Central, y podría seguir sorprendiendo al alza en el futuro próximo, mientras sigamos sintiendo los efectos del traspaso de la depreciación cambiaria de los últimos meses. Sin embargo, los vientos para Chile son deflacionarios hacia adelante. La economía está débil y requerirá una tasa de política monetaria aún más expansiva y por un tiempo más prolongado que lo incorporado en las expectativas de mercado.

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