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Alto contrasteSon parte de los rock stars de la furia emprendedora en Silicon Valley. Los angel investors son clave a la hora de conseguir financiamiento para sacar adelante un emprendimiento de alto potencial. Convencerlos para que entren en la aventura es clave y su llegada significa mucho más que el dinero que aportan.
Tenerlos dentro es casi un símbolo de status. Aunque hay un lado oscuro: el ángel se queda con un porcentaje de la propiedad y su intromisión puede causar ruido con la "administración". Sin embargo, con los años, esta peculiar "industria" no formal de financiamiento ha ganado terreno, desplazando incluso a los fondos de inversión.
Pero eso es Silicon Valley, a 9.490 km de distancia. Chile, pese a ser uno de los países más activos en materia de emprendimiento en el continente, no logra el despegue de este tipo de inversionistas. El problema es que hay un tremendo abismo entre los US$ 40.000 a US$100.000 iniciales, y el crecimiento, ventas y/o usuarios necesarios para atraer fondos de inversión con mayor capital. Es en el cruce de un lado a otro de este abismo que los ángeles juegan un rol clave, y en las culturas de emprendimiento exitosas están disponibles para hacer este esfuerzo
¿Quiénes son estos ángeles? Básicamente empresarios o profesionales exitosos dispuestos a invertir parte de sus ahorros, tiempo y conexiones en nuevas empresas. El problema es que en Chile pese a existir varios de ellos, casi no tenemos inversionistas ángeles (con algunas honrosísimas excepciones). Es más, se acercan peligrosamente a convertirse en "especie en peligro de extinción".
Las causas son varias. Empresarios que hicieron sus fortunas en empresas de baja tecnología; una cultura que castiga al fracaso; nulos incentivos tributarios a este tipo de inversión y falta de profundidad del mercado financiero local. Por esto muchos de los casos de emprendimiento exitosos made in Chile ocurren en el extranjero. Corfo ha hecho algunos esfuerzos por financiar redes de ángeles, básicamente subsidiar a un grupo que se junta para tratar de invertir juntos, pero con escaso éxito.
La solución no es fácil, pero, como la mayoría de nuestros problemas, puede ser abordada desde la innovación. Hay que buscar fórmulas que permitan a este tipo de personas entrar en contacto y acceder a este tipo de inversiones de forma permanente y procurar obtener (y celebrar) algunos casos de éxito para incentivar a otros a invertir en el futuro.
