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Columnistas

El impacto de la “Ruta de la Seda” para el cobre

Juan Carlos Guajardo Director Ejecutivo de Plusmining

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 23 de mayo de 2017 a las 04:00 hrs.

China ha dado un gran paso en la promoción de su iniciativa “Una Franja. Una Ruta” (One Belt. One Road, OBOR) con la reciente cumbre realizada en Beijing que contó con 120 países participando, incluyendo casi una treintena de presidentes, entre ellos Michelle Bachelet.

Esta iniciativa -que ya evidencia progresos en sólo cuatro años- está inspirada en la ancestral vía comercial que unía comercialmente a Asia con Europa y África, que tuvo gran influencia en la historia humana, al acelerar la difusión del conocimiento y el desarrollo económico del mundo.

China busca revivirla a través de un plan de inversión estimado en US$ 900 mil millones que involucra infraestructura ferroviaria, portuaria y energética, y que permitirá reducir los tiempos de transporte e incorporar a extensas áreas geográficas, muchas de ellas remotas e incluso inaccesibles al comercio mundial.

Como toda gran iniciativa, enfrenta cuestionamientos, principalmente en quienes temen que se trate de una plataforma para fomentar el liderazgo y la influencia global de China y que internacionalice conflictos hoy confinados a aspectos locales. En momentos en que soplan vientos neo-aislacionistas y contrarios a la globalización desde Estados Unidos y Europa, esta iniciativa surge como un contrapeso para mantener la expansión del comercio global, que ha sido fundamental en el alto crecimiento del mundo, especialmente en el emergente.

Esta iniciativa puede resultar muy importante para América Latina y el mercado del cobre. En primer lugar, porque

US$ 900 mil millones en inversión generarán mayor consumo de cobre y otras materias primas, ayudando a su demanda global.

Pero lo más importante es que permitirá la utilización de la capacidad de producción que ha venido quedando ociosa en China y que es la principal amenaza para la estabilidad económica de este país y del mundo. Ante el enfriamiento de las economías desarrolladas y la necesidad de China de dar prioridad al consumo doméstico como motor de crecimiento, esta iniciativa absorberá parte de esta capacidad instalada no utilizada.

La Nueva Ruta de la Seda es por ende un plan magistral que busca matar varios pájaros con un solo tiro. Para el cobre, es posible que se facilite la explotación de recursos naturales en zonas remotas de centro-Asia y África. Esta es otra razón para cuidar la competitividad de la minería en Chile, Perú y otros países que dependen fuertemente de esta actividad.

Es hora también de prepararse para la llegada de la Ruta a América Latina, cuestión que debiera ocurrir una vez que se haya consolidado en su primer ámbito geográfico euro-asiático y africano.

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