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Infraestructura: Invertir para crecer

Mario Yáñez Líder de Gobierno y Sector Público de EY

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El conjunto de los países de América Latina invierte en promedio en infraestructura actualmente 2,7% del PIB, cuando esa cifra debería alcanzar un 6,2% anual de su PIB para satisfacer sus demandas de infraestructura en el período 2012-2020, según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Particularmente, la situación de Chile no es diferente a la de la región. Nuestro país invierte actualmente en promedio un 2,5% del PIB y necesita hacer en los próximos años una inversión de US$ 112 millones en infraestructura si quiere efectivamente alcanzar el desarrollo, de acuerdo con datos de la Cámara Chilena de la Construcción. La infraestructura permite enfrentar desafíos de gran relevancia para el país, como es la descentralización, aumento de la productividad y competitividad de la economía y, en el corto plazo, la generación de empleos.

El desarrollo de la infraestructura enfrenta una serie obstáculos políticos y fiscales: los ingresos de los gobiernos están limitados; los gastos del sector público están constantemente en el ojo del escrutinio público, especialmente los “mega” proyectos. Ante esto, la alianza entre el sector público y privado es fundamental para avanzar en este aspecto. Las PPP (public-private parterships) son una fórmula eficiente para enfrentar ese escenario.

Existen diferentes casos de éxito alrededor del mundo. En Canadá los gobiernos han dado apoyo para la inversión privada en infraestructura en todos los niveles. Proveen mecanismos financieros y fondos y han estandarizado esta práctica. En Europa continental el éxito de las PPP se debe a que los gobiernos han incentivado la diversidad de fuentes de inversiones. Éstas incluyen mejoras crediticias que entregan soluciones efectivas a deudas de largo plazo. Estos son modelos atractivos que pueden replicarse. Para lograr PPP exitosas se deberían tomar en cuenta 5 aspectos clave:

1. Incentivos para desarrollar el modelo PPP. Los países que han tenido más éxito en este aspecto, son aquellos que los gobiernos entregan incentivos para desarrollar proyectos. Estos incentivos pueden ir desde profesionales especializados hasta fondos dedicados para las PPP y fuentes de financiamiento “alternativas”.

2. Estandarización. Debe existir una estandarización de cómo funciona el proceso de PPP. Estándares para los contratos, documentación, especificaciones técnicas, etc.

3. Intervención proactiva en mercado de capitales. Los inversionistas son atraídos por productos o instrumentos que están a la par con su apetito de riesgo. Esto debe ser analizado por los gobiernos para impulsar las PPP.

4. Evaluar “Value For Money”. Los gobiernos deben evaluar con cuidado el costo-oportunidad.

5.Evaluación de proyectos PPP Los proyectos deben ser constantemente monitoreados y se debe asegurar transparencia en la entrega de información.

La inversión en infraestructura es una necesidad, pero sobre todo una oportunidad en el caso de Chile, ya que fomenta la productividad, la principal preocupación actual de las empresas chilenas. Por lo tanto, avanzar en este aspecto es una prioridad.

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