Columnistas

Malditos 30 años

PABLO EGUIGUREN Director de Políticas Públicas, Libertad y Desarrollo

Por: PABLO EGUIGUREN | Publicado: Martes 30 de agosto de 2022 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

PABLO EGUIGUREN

Es posible que nunca tengamos una respuesta clara sobre cómo Chile, uno de los países que más creció en el mundo en las últimas décadas, terminó cuestionándose los pilares que lo llevaron a ese impresionante salto de modernidad que permitió sacar a millones de chilenos de la pobreza y que entregó las herramientas para que cada uno desarrollara sus propios proyectos de vida.

Sin embargo, uno de los factores que probablemente influyó ha sido la incapacidad del sistema político para ponerse de acuerdo y avanzar en leyes relevantes para la ciudadanía. Ese inmovilismo provocó frustración y desconfianza en las instituciones. Sentimientos entendibles, ya que incluso en aquellas áreas que apelan al sentido común y donde existe consenso técnico -las mujeres no deben costear solas el costo de la sala cuna, el porcentaje de ahorro que destinamos a previsión es insuficiente, debemos terminar con el laberinto regulatorio para invertir, entre muchas otras-, no fue posible avanzar.

“En la última década el sistema político ha sido incapaz de ponerse de acuerdo para avanzar en leyes relevantes para la ciudadanía. Eso no siempre fue así y es hora de volver a recorrer ese camino”.

En ese contexto, la reciente sentencia de la Corte Suprema sobre las Isapres es un triste ejemplo de manual. Tras dos comisiones presidenciales y ante la imposibilidad de que el Ejecutivo y el Congreso definan un buen sistema de seguros que permita financiar oportunamente los problemas de salud de la población, ha sido el Poder Judicial el que ha ido delineando la política pública. Y pese a la escasa regulación que se ha logrado acordar, el problema de cómo establecer precios sigue sin resolverse.

Eso lo sufren hoy más de tres millones de afiliados que tienen la incertidumbre de saber si su Isapre continuará operando, pero también otros 1,7 millones de chilenos que pacientemente esperan por la atención de un especialista y 300 mil que esperan por una intervención quirúrgica en un sistema público incapaz de entregar un servicio oportuno.

Tanto en salud, como en las demás áreas mencionadas hubo comisiones presidenciales, propuestas y proyectos de ley que no lograron avanzar en el Congreso. Lo sufrieron tanto Piñera como Bachelet. Mientras el tiempo pasaba, los capitales han encontrado otros países para invertir y crear empleos, y nuestro ingreso per cápita prácticamente dejó de crecer. En los últimos 10 años el PIB per cápita de Chile creció 10% versus el 17% del resto del mundo.

La buena noticia es que esta situación no siempre fue así. En la década de los 2000 hubo consensos para establecer políticas como el plan AUGE o el pilar solidario del sistema de pensiones. En esos años Chile iba mucho más rápido que el resto: el PIB per cápita creció un 31% y el del mundo un 20%. En la época de los acuerdos de los 90 esa diferencia fue aún mayor en favor de nuestro país, 52% versus 11%.

Hoy un conjunto de fuerzas políticas y sociales -desde sectores del PPD hasta la derecha- se han reunido en torno al Rechazo al texto constitucional propuesto por la Convención Constituyente. Si se cumplen los pronósticos de las encuestas, y una vez que se despeje cómo continuará la discusión constitucional, el desafío es lograr que esa transversalidad se mantenga unida en torno a un paquete de políticas públicas que deje atrás los eslóganes de redes sociales y revalore el conocimiento experto para solucionar problemas sociales.

Daron Acemoglu y James Robinson explican que la libertad ha sido un “pasillo estrecho” en donde las instituciones que nos permiten prosperar económica y socialmente y nos protegen del totalitarismo. Chile tuvo enorme éxito durante los 30 años que encontró ese camino, es hora de volver a recorrerlo.

Lo más leído