Columnistas

Más vale tarde que nunca

TOMÁS SÁNCHEZ Autor de Public Inc., investigador Asociado, Horizontal

Por: TOMÁS SÁNCHEZ | Publicado: Jueves 6 de abril de 2023 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

TOMÁS SÁNCHEZ

Se puso de moda la conversa sobre si llegamos tarde al boom del litio. Y diría que sí, esa conversación pasó una década atrás. Entonces, ¿cuál es la discusión que debiéramos tener hoy? Posiblemente una sobre un nuevo mundo bipolar con China como un contrapeso a occidente, en combinación con la inteligencia artificial como un riesgo y oportunidad económico y social. Sin embargo, esto debiéramos analizarlo a través del prisma de las premisas necesarias para desarrollarnos como país.

En las últimas décadas sólo un puñado de países han logrado un crecimiento sostenido de su ingreso per cápita: Corea del Sur, Singapur, Israel, Estonia, Malasia y un puñado más. Al entender los factores en común de su éxito, estos son: inversión en educación, diversificación económica y atracción de inversiones, especialización industrial, regulación pro competencia, un Estado eficiente que asegure infraestructura, y foco en investigación e innovación.

“Estamos viviendo en medio de un proceso de transición, donde se está rediseñando el orden político y económico mundial, al mismo tiempo que emerge una nueva estructura productiva. ¿Cómo nos subimos a esa discusión?”

Al mirar a nuestro país, es preocupante cómo aún no damos con la fórmula para tener colegios públicos de calidad, reflejado en los resultados estancados en la prueba PISA por más de una década, por debajo del promedio OCDE. En paralelo, durante la última década nuestras exportaciones se han concentrado en menos países, con un 38% camino a China y un 16% a EE.UU.

Indagando las claves comunes en torno a innovación y tecnología, vemos que son: plantear una estrategia a nivel país, digitalización del Estado, habilitar infraestructura digital, habilidades digitales en la población, incentivos al emprendimiento tecnológico, desarrollo de ecosistemas, colaboración público-privada en torno a investigación, y especialización en nichos. En estos aspectos, nuestro país ha tenido un mejor desempeño, pero, aún queda mucho por recorrer. Sobre todo, cuando los modelos de inteligencia artificial para procesar información desestructurada han presentado avances significativos en los últimos meses

La inteligencia artificial supone oportunidades y riesgos, por lo mismo, la Casa Blanca tiene múltiples equipos trabajando en entender sus consecuencias. En tanto, Italia prohibió el uso de Chat GPT por no cumplir con regulaciones de privacidad; Alemania está interesada en la soberanía de estos nuevos modelos; y la Unión Europea está desarrollando una nueva regulación al respecto.

Estamos viviendo en medio de un proceso de transición, donde se está rediseñando el orden político y económico mundial, al mismo tiempo que emerge una nueva estructura productiva.

Entonces, intentando no quedarnos atrás, las preguntas para nosotros son múltiples: ¿Cómo aprovechamos las oportunidades de la inteligencia artificial para potenciar nuestra productividad y mejorar nuestra educación? ¿Cómo nos aseguramos o cubrimos frente a los riesgos que implica en términos de reemplazo laboral? En paralelo, ¿cómo equilibramos de mejor forma nuestra relaciones comerciales y diplomáticas? Y lo más relevante, ¿cómo explotamos estas tendencias en favor de nuestro desarrollo, de cara a cubrir nuestros desafíos pendientes?

Estas interrogantes son complejas y es inútil que un par de genios las respondan. Necesitamos levantar la cabeza, salir de la discusión de corto plazo, y pensar a 30 años plazo.

Consensuar una hoja de ruta para nuestro desarrollo con consensos amplios sobre cómo avanzar. Esto no lo puede lograr el mundo público por sí solo y tampoco el privado. Acá necesitamos a múltiples actores sentados a la mesa tomando compromisos.

De lo contrario, seguiremos preguntando si llegamos tarde a las discusiones, con un “sí” como respuesta.

Lo más leído