Memo para las mujeres: prepárense para trabajar gratis, otra vez
Imagínate pasar las últimas siete semanas de este año trabajando gratis. Esto es, de hecho, lo que hacen las mujeres de todo el mundo en comparación con los hombres debido a la persistencia de la brecha salarial de género. En un país como el Reino Unido (RU), donde el salario promedio por hora de las mujeres es 13% inferior al de los hombres, esto equivale a que las trabajadoras pasan 48 días al año trabajando gratis. Estas cifras se aplican a todos los empleos, a tiempo completo o parcial, y se explican en parte por el mayor número de mujeres que trabajan a tiempo parcial o en sectores mal pagados. La brecha es más alta para las mujeres de 50 años y mayores y gigantesca en los sectores de finanzas y seguros.
No es todo. La brecha salarial en Reino Unido ha estado infravalorada durante 20 años, según un nuevo estudio, porque las estadísticas oficiales otorgan un peso excesivo a los empleadores del sector público, con diferencias más pequeñas en las remuneraciones.
Si los políticos y los jefes hubieran sabido que la brecha era mayor, podrían haber implementado planes para cerrarla con mayor rapidez. La agencia oficial de estadísticas del RU anunció que revisará su trabajo. Sin embargo, esto no solucionará uno de los aspectos más frustrantes: la brecha parece persistir incluso cuando las mujeres establecen sus propias tarifas salariales. Un estudio de 2020 reveló que los hombres que realizan trabajos autónomos en Reino Unido ganan en promedio 43% más que las mujeres.
Estas cifras me parecen terriblemente creíbles. Todavía recuerdo el impacto cuando uno de mis mejores amigos me miró de repente con horror y exclamó: “¡Me acabo de dar cuenta, no he tenido un aumento de sueldo en casi 12 meses!”. Esto ocurrió cuando yo llevaba al menos tres años sin recibir un aumento de sueldo. Nunca se me ocurrió hacer lo que hizo mi amigo: irrumpir en la oficina de su jefe y exigirle más dinero, un aumento que recibió debidamente.
Una razón para la brecha salarial es que los hombres obtienen mejores puestos directivos. Y las investigaciones muestran que su relativo exceso de confianza explica hasta 11% de este tipo de brecha de género. No es insignificante, pero tal vez no sea suficiente para afirmar que la principal razón de la brecha es que las mujeres se autolimitan.
Las explicaciones más convincentes se conocen desde hace años: falta de cuidado infantil adecuado, políticas de licencia por maternidad o paternidad que dificultan que los hombres cuiden a los hijos, falta de flexibilidad laboral. Y así sucesivamente.
Lo peor es el doblemente injusto dilema de la penalización por maternidad y la bonificación por paternidad: los empleadores consideran a las madres trabajadoras menos comprometidas y, en consecuencia, les pagan menos, mientras que juzgan a los hombres que son padres como más dedicados y, por lo tanto, más valiosos que los hombres sin hijos.
En otras palabras, tener hijos puede ser rentable si eres hombre y costoso si eres mujer.
La buena noticia es que la brecha salarial es manejable. Se ha ido reduciendo en países como el Reino Unido que han intentado abordarla. La noticia menos positiva es que, incluso aquí, el problema ha sido peor de lo que pensábamos.