Editorial

Avance de la reforma tributaria

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l presidente Piñera anunció ya en 2017, durante su campaña, que realizaría una reforma tributaria, lo que significa que llevamos casi dos años discutiendo cómo reformar el sistema impositivo chileno. Ayer, el actual proyecto llamado de modernización tributaria, fue aprobado en la sala de la Cámara de Diputados tras un año de discusión y ahora pasará al Senado. Este avance es significativo porque supone que los acuerdos políticos en temas relevantes son posibles hoy pese al clima de alta crispación política que tensiona la relación de los partidos políticos entre sí y con La Moneda. Sin embargo, preocupa lo que le espera a esta discusión en la Cámara Alta y muy especialmente el impacto que podría tener a nivel económico que los cambios impositivos sigan abiertos.

Si concordamos en que la inversión en proyectos es el principal motor del crecimiento no podemos permitirnos hoy mantener una fuente de incertidumbre que afecta las decisiones de empresas de todos los tamaños. El marco tributario es uno de los insumos clave para decidir sobre nuevas inversiones y hoy los escenarios están abiertos, tanto en el contenido como en los plazos. Si a esto le sumamos que hay asuntos que se deben corregir de la reforma del gobierno de Michelle Bachelet, la necesidad de acelerar el tranco para cerrar la reforma tributaria aumenta.

Es importante que en esta recta final se revisen algunos puntos del proyecto que podrían atentar contra lo que se busca con este cambio, que es potenciar la inversión y, muy especialmente, que se evite lo ocurrido en su primer trámite legislativo, que es que se vayan sumando agregados para lograr ciertos votos parlamentarios. Los consensos no pueden atentar contra precisamente el intento por simplificar una anterior reforma de difícil implementación en la práctica.

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