Editorial

Reforma de pensiones (III): los gestores y la política de inversión

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La reforma de pensiones introduce modificaciones significativas en la gestión de las inversiones de los fondos, tanto respecto de quiénes serán los gestores como de los criterios con los que se invertirán los ahorros de los trabajadores.

Los gestores de inversión, que sólo cumplirán ese rol, serán los IPP (Inversor de Pensiones Privado) y el IPPA (Inversor de Pensiones Público y Autónomo). Este último será el gestor por default, y además no requiere devolverle capital al dueño, lo que hace surgir inevitablemente un problema de posición dominante, pues no competirá en igualdad de condiciones con los gestores privados, que además tendrán muy restringida su opción de hacer publicidad.

Surge, entonces, la inquietud de si habrá inversionistas privados dispuestos a participar en este mercado, en que la estructura de cobro de comisión por saldo, con un descuento para los que actualmente llevan muchos años cotizando, desconocido aún, genera serias dudas sobre si es posible generar un modelo de negocios sustentable. Parece muy necesario revisar la posición dominante que se le entrega al IPPA. Un tema que requiere un análisis separado surge de los problemas de gobernanza de ese gestor estatal.

Por otra parte, se podría considerar que se reducen las barreras de entrada a los IPP a través de la eliminación del encaje, sin embargo, surge la pregunta de si habrá entonces algún resguardo para los afiliados en caso de que los retornos estén muy por debajo del promedio. En ese sentido, llama la atención que el gobierno mencione que se lograrán mayores retornos con menor riesgo. El encaje cumplía un rol relevante en este sentido, alineando los incentivos del gestor de inversiones con los de los afiliados. Esta es probablemente otra materia que debería ser revisada.

Por último, se cambian también las estrategias de inversión, desde los cinco multifondos a los llamados fondos generacionales. En la práctica, el principal cambio es que las personas ya no se podrán mover libremente entre los distintos fondos, sino que tendrán uno asignado de acuerdo con su edad. Efectivamente, dado que los gestores ya no tendrían que mantener activos líquidos para responder a los cambios de fondos, es factible obtener mayores retornos, lo que no viene tanto de cambiar los multifondos por fondos generacionales, sino por los menores grados de libertad de los afiliados. Esto puede ser deseable, en vista de los déficits de educación financiera.

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